Capítulo 22. La sala mudéjar.

12 2 0
                                    


Las pisadas de Astoria por el blanco suelo de marmol de la mansión resonaban en todo el pasillo, interrumpiendo el escabroso silencio en el que la mansión se sumía aquellos días de primeros de mayo por la ausencia de la mayoria de sus ocupantes. Scorpius estaba terminando el curso en Hogwarts y no volvería hasta junio. Narcisa había sido invitada a varias fiestas y bailes en Francia y se quedaría en su villa del Bois de Boulogne una temporada acompañada de un par de amigas. En cuanto a Draco, él había tenido que irse a Estados Unidos por unos negocios que necesitaban de su presencia allí. Le había insistido en que le acompañara, pero había decidido quedarse en Inglaterra para terminar de organizar el concierto de verano. Hacía un año que Astoria había dado su primer concierto público como directora y compositora, que la destapó de las sombras en las que voluntariamente se había mantenido todos estos años.

La idea del concierto nació en una reunión de la fundación "Amigos de San Mungo", (a la que Astoria pertenecía), fundada por un grupo de mujeres de la alta sociedad con el fin de buscar fondos para poder financiar los proyectos e investigaciones del Hospital mágico, que carecía de fondos muchas veces para poder seguir investigando sobre graves enfermedades y maldiciones. Fue entonces cuando, buscando alguna forma de recaudar fondos, Amelia Bonhart, una de las amigas de Astoria y conocedora de su maestría le propuso dar un concierto. Y aunque primero rechazó la idea, la insitencia del resto de sus amigas y el apoyo de su familia le hizo aceptar unos dias después. Sus amigas se ofrecieron a ayudar para organizarlo todo: Amelie le consiguió la sala de conciertos del Ministerio de Magia gracias a que su marido trabajaba en el Departamento de Cultura. Matilde Blinswick y Hera Skroll se encargaron de obtener los permisos correspondientes, de la publicidad tanto en los periódicos como en la radio mágica y del protocolo. Astoria, con la ayuda Caroline Sayre, se encargaron de la parte técnica del concierto: reclutaron una pequeña orquesta de cámara entre viejos compañeros y antiguos alumnos de Astoria, organizaron el programa con ocho piezas, cuatro de ellas compuestas por Astoria y tres obras fuera de programa, dos de ellas también de Astoria y organizaron los ensayos en un local que la propia Caroline proporcionó en Bristol.

Astoria ofreció la batuta de la orquesta al director frances Félix Faure, profesor suyo del conservatorio de Paris, que aceptó de inmediato siempre que Astoria fuera su concertino. Despues de mas de quince años, volvería a subirse a un escenario, y sentiría de nuevo la satisfacción del público manifestado por sus aplausos. Aquello que parecía cosa del pasado, volvería de nuevo por una noche.

Todo paerecía ir viento en popa, con todas las localidades vendidas, con la asistencia de grandes personaldades de la comundad mágica inglesa, miembros de las familias mas ricas, personajes públicos y altos miembros del Ministerio, como la propia Ministra de Magia. Se habían hecho muchos donativos extraordinarios animados por el evento, permitiendo al hospital aumentar sus programas de investigacion. Sin embargo, cuando faltaban dos dias para el estreno, el director Faure cayó enfermo de viruela de dragón, imposibilitando que pudiera dirgir la orquesta. Se buscó apresuradamente otro director que pudiera dirigirles, pero todos los que Astoria conocía estaban inmersos en otros proyectos. Ella sabía que sólo había una solución si querían salvar el concierto: debía coger la batuta. Sería la primera vez que actuaría como directora ante un público tan numeroso.

Todavía recordaba ese día, los nervios de presentarse y saludar al público, la emoción de subirse a la tarima y dar la señal a la orquesta con un movimiento de la varita para que comenzaran a tocar, sentir los aplausos del público cada vez que terminaba una pieza, y ver al mismo puesto en pie cuando terminó la última obra del concierto. Las lágrimas de felicidad se deslizaron traviesas por su mejilla cuando Draco le sorprendió entregándole un gran ramo de rosas, a modo de felicitación. Nunca podría olvidar aquellas palabras de felicitación que le susurró al oído ni aquel beso en medio del escenario.

La Mansión de los MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora