Capítulo 26. La lechucería

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De Armand IV Malfoy se decía que era un obsesivo del orden y de la pulcritud en aquellos primeros años del siglo XVII en que la higiene no era un concepto muy bien extendido, incluso entre la aristocracia. Los elfos a su servicio estaban consignados a tener la casa siempre limpia y reluciente, desde los suelos hasta las lámparas, sin olvidar ningún recoveco por el que pudiera apreciarse una minucia la suciedad. Había contratado a un buen número de maestros de obras para incorporar orinales y letrinas que sacaran los desechos fuera de la mansión, evitando los malos olores, con resultados que nunca le satisfacían del todo. Armand odiaba los malos olores que envolvían las mansiones de sus iguales, odiaba la suciedad y el polvo que se acumulaba en sus casas. Detestaba tener que hacer sus necesidades en bacinillas o entre los setos de los jardines, ya que, según su opinión, aquello era una vulgaridad. Pero había una cosa que detestaba aún mas que los malos olores, y eso eran las plumas. Las odiaba con todo su ser. Detestaba encontrarse plumas por los rincones de su casa, procedentes de las lechuzas que le traían su correspondencia. Además, como obseso de la higiene, temía que aquellas plumas de pájaro que se colaban en su casa la infectasen de enfermedades y baterías por culpa de ellas.

Cansado de tener a sus elfos ocupados desinfectando las habitaciones cada vez que una lechuza o cualquier otro pájaro traía algún mensaje, junto con la necesidad de guardar a sus propios mensajeros en algún lugar apto y, preferiblemente, fuera de su vista, decidió construir una lechucería en algún punto de su finca.

El castillo que los Malfoy medievales habían construido se había trasformado con el paso de los años en una importante mansión, pero aun quedaban los vestigios de algunas torres que había subsistido al paso del tiempo. En una torre cuadrada que se mantenía en pie a duras penas, perteneciente a la vieja muralla ya derruida, Armand mandó instalar la primera lechucería. Los elfos repararon los sillares de la torre y abrieron ventanales nuevos para que las lechuzas entraran y salieran. Se construyó un tejado nuevo de madera en forma de pico para evitar que el agua se acumulara y se repararon las vigas de madera. En su interior, se instalaron un buen número de nidos hechos de madera y paja, se pusieron comederos y bebederos. Se construyó una nueva escalera para acceder a los nidos y a la cima de la torre, donde se puso una pequeña mesa con un tintero y papeles para emergencias. Uniendo la mansión con la torre, se construyó un pasadizo de madera con ventanas, de aspecto bastante rústico con una techumbre a dos aguas.

El dueño de la mansión nombró a dos elfos encargados de la lechucería, encargados de recibir la correspondencia y llevarla ante sus amos y, por supuesto, cuidar de las hermosas aves propiedad de la familia. Ahí estuvo instalada la lechucería hasta mediados del siglo XVIII, cuando sufrieron un pavoroso incendio de origen desconocido que calcinó la torre y el pasadizo. El fuego consumió las vigas y los tejados haciendo caer los muros de la torre dejándola en total ruina. Agathe Malfoy, hija mayor de Augustus Malfoy escribió en su diario que "la torre de la lechucería tan oscura, desfasada y asolada por el paso inescrutable del tiempo, es incompatible con la magnificencia de la nueva mansión a los ojos de mi señor padre, que desearía poder construir otra nueva si la situación se lo permitiera". En otra página del mismo diario se observa lo siguiente: "un oportuno accidente de los elfos ha ocurrido mientras ellos trabajaban en su interior, ha hecho arder el viejo torreón, antiguo vestigio del castillo de mis ancestros. Mi señor padre estará complacido de este afortunado accidente en el que ninguna de las treinta y tres lechuzas que anidan se han perdido". Siempre se tuvo la sospecha de que fue la propia Agathe quien incendió la lechucería para complacer a su padre y que pudiera construir un nuevo edificio más acorde con la nueva estética de la mansión.

Augustus mandó construir en piedra blanca sobre los restos del torreón un edificio de planta rectangular con un tejado a dos aguas y con pocas ventanas al que se le adosó una torre cilíndrica con almenas, simulando un pequeño castillito. En su interior, se instalaron los nidos de las lechuzas y búhos reales, se instalaron los nuevos comederos y bebederos, con nuevos sistemas que los llenaba en función de las necesidades de las aves. La torre servía como punto de despegue a las lechuzas, que entraba u salían por cuatro huecos en el muro con forma de arco apuntado. Se designaron dos elfos encargados de cuidar a las aves y de la correspondencia, como en tiempos de Armand IV. Se mantuvo la norma, aunque con menor intensidad, de que las lechuzas no entrasen en el interior de la casa, algo que favorecía la higiene y la limpieza de la mansión. Así se mantiene todo hasta la actualidad, sin más obras hechas por los Malfoy posteriores que las necesarias de mantenimiento y algunas mejoras, como la instalación de agua corriente o calefacción para el invierno.

La Mansión de los MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora