Capítulo 20. El cuarto de Scorpius.

11 2 0
                                    

Scorpius estaba nervioso aquella mañana de enero, mañana en la que volvería a tomar el expreso de Hogwarts para volver a la escuela después de haber pasado las vacaciones de Navidad con su familia en la mansión de Wiltshire, como llevaba haciendo desde que entró a la mágica escuela hace cinco años. Vestido con su uniforme de la casa Gryffindor, con su corbata escarlata y dorada bien anudada en el cuello de su camisa blanca y el león rampante bordado en su túnica, estaba sentado en su cama junto a su baúl que acababa de cerrar apenas unos minutos antes, esperando a que el reloj de la cómoda marcara la hora en que habría de abandonar su lujosa y antigua habitación, hasta el siguiente periodo vacacional, si decidía volver en Pascua.

Normalmente estaba contento de volver a la escuela, de reencontrarse con sus amigos y de aprender más sobre la magia, y sobre todo este año, en que había sido nombrado prefecto junto a su mejor amiga. Sin embargo, en esta ocasión no estaba especialmente contento de volver. No es que no quisiera pero, estaba inquieto, más nervioso de lo que se imaginaba que podía estarlo alguna vez. Ni siquiera el primer día de clase, en que fue seleccionado para la casa de Godric Gryffidor, estaba tan nervioso como lo estaba en ese momento. El motivo de ese nerviosismo: reencontrarse con Rose después de lo sucedido en el baile de navidad.

El Baile de Navidad era todo un acontecimiento entre la comunidad escolar de Hogwarts. Era la oportunidad de aquellos magos y brujas adolescentes de pedir salir al chico o chica que desearan, de vestirse elegantemente y, también, de dar rienda suelta a sus hormonas en una noche que quedaría en sus recuerdos. Esta entretenida celebración se había convertido en una tradición desde que la profesora McGonagall asumió la dirección del colegio y una de sus primeras decisiones como directora fuera celebrar una gran fiesta de navidad la víspera del día en que los jóvenes magos y brujas volvieran a casa con sus familias. Se permitía asistir a los alumnos de cuarto en adelante, por entenderse que ya eran lo suficiente maduros para acudir a eventos sociales. Muchos estudiantes deseaban que llegara por fin el día para acudir de la mano con su pareja y disfrutar de la noche como tortolitos enamorados. Y como no podía ser de otra manera, Scorpius y sus amigos también.

Encontrar pareja no era tarea difícil para ninguno de los tres. Albus era un joven y atractivo pelinegro de ojos verdes, bastante atlético gracias a los entrenamientos de Quidditch y dotado de un encanto que atraía a las chicas de Hogwarts, por lo que no le fue difícil encontrar pareja enseguida. Invitó a salir a Helena Bones, una Huffelpuff de su mismo año, bastante atractiva para su edad, considerada una de las más guapas del colegio. Rose, que había cortado con su novio Spencer Warrinton el verano anterior, había aceptado la invitación de Eric Bletchey, un Ravenclaw alto de pelo castaño y ojos marranes, también de su mismo año con el que se llevaba bien y coincidía en algunas materias y que, además, llevaba tiempo queriendo salir con ella. Rose se había convertido en toda una mujer joven y guapa, muy parecida a su madre, tenía el pelo castaño y rizado, pero no tan salvaje como Hermione, sus ojos eran de color azul, heredados de su padre y su piel era blanca donde se destacaban unas pequeñas pecas alrededor de la nariz. Era bastante alta, no tanto como Scorpius, pero si más que Albus, y sus curvas de mujer se habían acentuado lo que la hacía muy atractiva. Era una chica muy inteligente, estudiosa y valiente, tenía bastante carácter y personalidad, aunque a veces podía llegar a ser un poco testaruda.

Sin embargo, al que más le costó elegir pareja de los tres fue a Scorpius. No porque no tuviera a quien invitar, sino porque a la que quería invitar ya tenía pareja. Scorpius había crecido hasta ser un chico alto, también atlético por debido a sus entrenamientos de Quidditch y bastante bien parecido, (muchos decían que se parecía mucho a su padre a su edad, aunque sin la arrogancia que lo caracterizaba). Su pelo rubio platino lo llevaba largo por el frente, peinado al estilo cortinas y algo más corto por detrás. Sus ojos grises y fríos como el hielo causaban suspiros entre la población femenina de Hogwarts. Era un chico bastante amable, considerado y algo romántico, valiente y decidido, pero algo torpe en las relaciones sentimentales. No es que nunca hubiera tenido novia, tuvo dos: Angelina Bole, una sangrepura de Slytherin, a principios de cuarto, con quien estuvo dos semanas y lo dejaron en buenos términos al no ser verdaderamente compatibles; y Katherine Howard, también de Slytherin y sangrepura, con quien estuvo tres meses y lo dejaron después de una gran pelea en medio del Gran Comedor. Después de ello, no había vuelto a invitar a salir a nadie ni había mostrado verdadero interés en nadie, salvo una persona. La única persona de la que no debía enamorarse. Su mejor amiga: Rose Weasley.

La Mansión de los MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora