El caballero vampiro [Trilogía EDDA #2 ]

7.Celeste.

El amor es un sentimiento frágil y efímero. El amor duele y es cruel. Nunca pensé que me enamoraría de esta manera, nunca pensé que él sería la causa de mis suspiros, no quería seguir los pasos de mi madre y enamorarme de un vampiro. El amor no era algo primordial en mi vida, sin embargo, cuando ella desapareció, cuando comenzamos a buscarla en conjunto, una chispa se encendió en mi corazón.

Pero sabía que eso era imposible, después de todo Xavier Wolf le pertenecía a la princesa de los vampiros. Todo su ser era de ella más eso no importó para que yo, una simple cazadora de vampiros terminara enamorada de un vampiro sangre pura. Esto estuvo mal desde el comienzo, fui yo quien se había entrometido en una relación tan larga y profunda como la de ellos dos, Xavier y Amalia tenían una historia, no había besos, no había roces, sin embargo, había miradas intensas por parte de ambos, la tensión crecía en el ambiente cuando se encontraban a solas, era un sentimiento mutuo que no podía ser contado, un sentimiento que era escondido debido a la naturaleza de los dos. Xavier era el caballero de la princesa, era imposible que ambos pudieran estar juntos, más sus sentimientos eran sinceros y verdaderos. Muy probablemente si él no hubiese sido su caballero, por tener la sangre del linaje de Lilith y seguir su cadena de pureza, Amalia habría sido comprometida con él y habrían acabado teniendo un hermoso final.

Más la realidad era completamente diferente, ambos se amaban con suma intensidad, incluso diría que el amor pasional de Amalia era muchísimo más intenso que el mío hacia Xavier puesto a que ambos llevaban décadas intercambiando pequeños roces, pequeñas miradas anhelantes y sonrisas sonrosadas, era un secreto a voces el amor pasional que ambos se tenían, y yo, como toda entrometida, tuve que aparecer en medio para complicar las cosas. Xavier me gustaba, sabía que yo le gustaba también, pero no la misma forma que hubiera preferido, para Xavier no había nadie más en su corazón que no fuera Amalia.

Lo nuestro era algo imposible, pasajero, fue un juego de niños, Xavier no se atrevía a besarme, no después de que Amalia nos encontrara aquel día, tampoco se atrevía a tocarme, sus ojos azules mostraban una profunda tristeza y culpa cada que sus manos acariciaban sutilmente mis mejillas. Era doloroso.

Mi amor por Xavier fue una piedra en mi camino, fue un imprevisto que jamás me perdonaré por haber dejado que sucediera, en el proceso lastimamos a una persona importante para nosotros dos y aquello había desembocado en que ella ahora estuviera por su cuenta, siendo acosada, siendo atacada, sola, probablemente preguntándose desde las sombras por que no había sido escogida por el amor de su vida, pensando en que yo era una terrible amiga a pesar de sus ánimos tristes ante mi relación. Los ojos grisáceos de Amalia cambiaban completamente al verme desde ese entonces, su mirada perdida y triste se reflejaba en ellos y tenía que desviar la mirada para que no me diera cuenta del profundo dolor que sentía, más su amable corazón no dejaba ver pizca de remordimiento, ella era, después de todo, una persona rebosante de amabilidad, había optado renunciar al amor de su vida para dejarlo ser feliz, conmigo, pero Amalia, yo no había podido hacer feliz a Xavier, él únicamente sería feliz a tu lado.

Esta era la historia de dos amantes cuyas miradas cargadas de anhelo no pasaban desapercibidas, ella era la futura reina de los vampiros y él, su simple lacayo dispuesto a darlo todo por su reina. En esta historia ninguno de los dos cumplian sus mas sinceros deseos, ninguno de los dos se atrevía a dar el paso, ella enfocada en su reinado miraba con enfado y dolor a su lacayo, y él, completamente arrepentido se arrodillaba ante ella suplicándole perdón. Eran dos amantes resignados, dos amantes que habían pasado décadas sin poder avanzar, estancándose en sus mas dolorosos sentimientos. La trágica historia de una princesa y su fiel sirviente, una historia más del montón, solo que sin final feliz para ambos. Estaban obligados a caminar por caminos separados, ella debía ser comprometida cuanto antes para preservar la sangre de su linaje, y él, el simplemente debía servirle.