El caballero vampiro [Trilogía EDDA #2 ]

18. El diario

Sobre Angelique:

Angelique cada cierto tiempo entraba en un frenesí imparable de sed de sangre, cada cierto tiempo se descontrolaba y sufría, mataba todo a su paso y, en uno de esos descontroles fue cuando me mordió a mí y a mis hijos que intentaban detenerla. Inyectó entonces su sangre en mí y la agonía se abrió paso a un intenso y terrible dolor.

No me convertiría en un impuro como los tepes habían creado, sería un puro, pero mi cuerpo habría tenido que cambiar anatómica, biológica y químicamente, no fui el único, mis preciados hijos también fueron inyectados con su sangre maldita. Agonizamos tres días, donde el fuego y la sed creciente se fundían en una sola, nuestros cuerpos se retorcían de dolor, gritábamos agonizando, nuestros órganos tuvieron que cambiar completamente, sentía como se me eran extirpados y reemplazados por anguilas eléctricas, eran devorados por pirañas mientras seguía vivo, el intenso e intolerable dolor no fue solo interno, también externo, la piel parecía que se me caería a pedazos consumida por un ácido invisible que la recubría por completo, el crecimiento de los colmillos fue igual de terrible, parecía que me arrancaban los dientes con pinzas y los extendían, lo moldeaban a su forma y semejanza. La trasformación fue traumática y el proceso fue diferente para nosotros tres. Mientras yo agonizaba de dolor y pensaba en mis hijos durante todo este tiempo, Ruxandra habría permanecido en silencio su agonía, su infierno personal, su cabello rubio, aun así, debido al estrés se había tornado blanco.

Su experiencia de transformación había sido muchísimo peor puesto a que sus órganos femeninos debían adaptarse a la nueva composición química, según sus propias palabras sentía como su útero quema con intensidad, como millones de cuchillos perforaban su órgano femenino mientras este se readaptaba a su nueva condición de pura. Ella no gritó en ningún instante para no preocuparnos, no sabe hasta el día de hoy donde sacó semejante fuerza de voluntad. Agonizamos durante tres días y, cuando despertamos, la sed fue lo primero que nos golpeó.

Una oleada de calor invadió nuestras gargantas era un hambre voraz que no provenía del estómago, sino de todo nuestro cuerpo, nuestros músculos se contraían ante la necesidad de beber sangre, nuestros sentidos se agudizaban y la sensación de sequedad invadía nuestras gargantas. Angelique estuvo allí para nosotros, había recobrado la compostura poco después de mordernos, asustada, aterrada por lo que había hecho se dedicó a cuidarnos, en cuanto despertamos ella ya tenía listas jarras con sangre por que había comprendido que de algún modo con su sangre nos había convertido en un igual a ella.

Bebimos complacidos hasta la última gota de sangre. Al inicio fue difícil adaptarse a esta sed de sangre y a este nuevo cuerpo, pero fui el más fuerte de los tres, tenía que serlo después de todo mis hijos necesitaban un ejemplo a seguir.

Comprendí al poco tiempo de haber sido convertido, que no envejeceríamos más a partir de ese instante, no es que nuestro tiempo se haya detenido, sino que la forma de envejecer de los vampiros era diferente. Los vampiros puros, ante mis ojos, eran una especie de virus que se había adaptado al ambiente que lo rodeaba, un virus que tenía como propósito alimentarse de los débiles seres humanos. Y de alguna forma, los Tepes habían logrado mutar este virus para crear una sub especie de vampiros llamados impuros.

A diferencia nuestra, el tiempo de los impuros se veía detenido puesto a que su cuerpo moría a causa del veneno de sus colmillos, el virus se esparcía por veneno y se propagaba con mayor rapidez que un puro.

Nos dimos cuenta entonces que la única que podía transformar en puros era Angelique debido a su singular sangre, tiempo después descubriría que sería a causa de ser la reencarnación de la madre de los vampiros, Lilith.

Según la jerarquía vampírica existían tres linajes de los cuales se dividían en sub linajes. Y debido a que Angelique era Lilith, los demás linajes la obedecían sin oponer resistencia.