El caballero vampiro [Trilogía EDDA #2 ]

16. Celos

¿Se puede estar celoso cuando no eres nada de esa persona? ¿Es correcto sentirse de esta forma cuando tu has terminado aquella hermosa relación? Cometí mis errores y he intentado remediarlos, me di cuenta que lo que había hecho no era correcto, realmente no quería terminar esa relación, simplemente fue un momento de impulsividad en el cual las palabras brotaron de mis labios sin pensarlas dos veces, completamente cegada por la forma en la cual Xavier tenía de mirar a Amalia, completamente fastidiada por la forma de tratarla que él tenía, a mí, durante un año de relación no me había tocado, no me había besado, sin embargo ella aparecía por primera vez en tiempo ante nosotros y él inmediatamente la besaba para hacerla beber su sangre. La diferencia de tratos era notable, nunca me había podido comparar con Amalia, ante sus ojos era nadie, ante sus ojos no le pisaba los talones a su amada princesa de los vampiros.

Mi amor hacia Xavier era un amor egoísta, un amor sin límites, un amor posesivo y podrido llegado a este punto. Si él no estaba conmigo, no podría estar con nadie, él me pertenecía, él era mío, yo lo había ganado, Amalia lo había dejado tirado, lo había dejado atrás excusándose con que él era libre y él, tan cegado por su amor hacia Amalia, había respondido que esa libertad no era nada si no estaba a su lado, olvidándose completamente de mí, de lo que sintió a mi lado, de lo que fuimos, dejándome como simple espectadora mientras ellos se dedicaban intensas y silenciosas miradas que lo decían todo y nada al mismo tiempo. Había llegado a una conclusión después de aquel encuentro, ignorando la petición estúpida que Amalia me había hecho, regresaría con Xavier, lo necesitaba a mi lado, quería poder volver a ser su novia, volver a sentir por una vez más sus labios sobre los míos, quería que Xavier me tocara como la mujer que era, más no había obtenido mi tan ansiado regreso.

Por más que le suplicara, Xavier estaba reacio a la idea de regresar conmigo, algo había cambiado en él y no comprendía bien que, se mantenía frio, distante, enojado, su firmeza al hablar era clara, evidente, me evitaba, pero eso no sería por mucho tiempo, un nuevo capricho había surgido en mi a través de aquella revelación que había tenido de mi probable padre biológico. Si yo era una princesa, tal y como Amalia lo era, entonces podría obtener el cariño y amor de Xavier, si yo reinaba, si yo hacía a un lado a Amalia, Xavier estaría conmigo, no solo eso, tendría lo que tanto había deseado y envidiado de ella, lujos, vestidos bonitos, una familia, al fin sabría mi procedencia, al fin me sentiría parte de un lugar y no dividida entre ambos mundos intentando mantener el equilibrio entre el humano y el vampiro. Sería aceptada y amada por ser quien era, ya no repudiada por los vampiros ni humanos debido al hecho de ser hibrida.

Xavier debía amarme si yo conseguía reinar, destronar a Amalia era algo que irónicamente hasta que no lo mencionó, no se me había pasado por la mente, pero era una gran probabilidad que lo hiciera, tenía que hablar con el rey Maximillian sobre esto, exigirle la verdad de mi procedencia, mi madre había sido más que su simple guarda espaldas, Odette misma lo había dicho, ella sabía más de lo que aparentaba. Estaba a punto de obtener lo que siempre tanto quise y lo que siempre envidié de Amalia, pero, ¿A que costo? Le arrebataría la corona a su legitima heredera, le arrebataría a su caballero, le arrebataría sus lujos y posición social. ¿Lo merecía? ¿Merecía que pasara por tanto dolor? Si, lo merecía. Ella no era más que una niña mimada, no había sufrido en su vida, lo tenía todo, todo cuanto quisiese, hasta el amor del hombre que yo tanto desee.

Ella nunca supo lo que era pasar frio, hambre o alguna necesidad básica, yo sí, yo he tenido que aprender a sobrevivir junto con mi hermano, noches en las montañas perdidos como parte de nuestro entrenamiento, pasando hambre, pasando frio, pasando un infierno a causa de la creciente sed de sangre que nos asechaba y nos obligaba a cometer actos impensados. Gérard había experimentado con nosotros dejándonos a nuestra merced, sin embargo, su estilo de crianza y entrenamiento nos había convertido a la edad de dieciocho años en los mejores cazadores de vampiros de nuestro clan. Le estaba agradecida por haberme enseñado todo lo que sabía actualmente, gracias a él mi sexto sentido vampírico se despertó. Desde que la conozco, Amalia no había pasado ninguna penuria, su vida había sido bastante buena rodeada de lujos y fiestas, rodeada de la alta sociedad vampírica, sin embargo, siempre iba con ese semblante serio y melancólico que me daba asco, se hacía pasar por una princesa trágica cuando no lo era. Lo peor de todo era que Xavier corría tras de ella como un tonto, nunca deparó en la guardaespaldas de Amalia hasta ese día en el cual ella fue arrebatada de nuestro lado.