13. Copia

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¡Déjenme ver a Hilaria!

El grito de una cantarina voz me despertó de golpe, su voz era como suaves y delicadas campanas, entreabrí los ojos y posé la mirada en el suelo de la habitación de Hilaria, me había quedado dormido sentado en la silla. Él día no había sido sencillo, había dormido muy poco, mi cabeza estaba dando vueltas con el hecho de que Celeste probablemente sea hermana de Amalia, daba vueltas con la insistencia de la cazadora en reanudar nuestra relación y para rematar las cosas, el dulce aroma de Amalia estaba presente en mi nariz que quemaba al recordarlo.

No había podido pegar ojo durante un buen rato, al cabo de dos horas había optado por levantarme, estuve con Celeste acompañándola mientras terminaba su investigación, patrulle en solitario esa noche, como siempre Charlotte se había escapado de sus aposentos para encontrarse con un grupo de vampiros impuros en el internado, lidie con aquella irritante rubia teñida hasta convencerla de irse a dormir, para rematar las cosas, volvía a tener a Celeste insistiendo con regresar.

Me niego, no beberá más de su sangre. —la voz de Lisa me sobresaltó, refregué mi palma sobre mis ojos intentando despejarme, estaba realmente agotado, mental y físicamente cansado.

— ¡Debes creerme Lisa! Nunca haría algo para perjudicar a su nieta. —otra vez aquella voz acampanada, sonaba preocupada y alterada, parecía que llevaban varios minutos discutiendo.

Me levanté suavemente y estiré mi cuerpo, me crujió la espalda, la noche estaba apenas cayendo, Hilaria estaba adormecida en su cama, sus bucles castaños se enredaban entre la almohada, sus pequeños y tiernos labios estaban entreabiertos, parecía estar profundamente dormida, el ruido no la había despertado aún. Observé con ternura su pequeño rostro, había sacado mi nariz, el resto era una copia en diminuto de mi madre, salvo por su cabello castaño. El día en que mi madre apareció en mi salón de música para anunciarme su nuevo embarazo nunca lo olvidaré.

Mi madre pensaba que su etapa de embarazo ya había quedado atrás, que no daría a luz a más niños, sin embargo, fue una sorpresa para todos cuando apareció con una prueba en positivo. Me encontraba tocando el piano, Amalia estaba sentada en la butaca a mi lado, oyendo como de costumbre, observándome con aquellos ojos grisáceos intensos que tanto amaba, tarareaba casi en pequeños susurros las notas que ya sabía de memoria, después de todo tocaba una canción que le había compuesto a ella, fuimos interrumpidos por mi madre quien llevaba consigo una pequeña cajita entre sus manos. Nos la extendió con una enorme sonrisa en el rostro, Amalia la sostuvo curiosa, soltó el listón rosado con suavidad y yo la abrí, allí estaba el test de embarazo de mi madre en positivo y una remera con un estampado escrito "Hermano mayor", Amalia fue la primera en reaccionar, se levantó de golpe dejando la cajita a un lado y abrazó a mi madre con fuerza y felicitándola con emoción, yo tarde unos segundos en procesar la información, sin embargo en cuanto caí en cuenta de que se trataba, me levante del piano y abrace a mi madre casi levantándola, Amalia daba pequeños saltitos de emoción y acariciaba su estómago, los embarazos de vampiros puros eran muy deseados, y casi imposibles de que sucedan, hay muchos motivos para que estos no se den, entre ellos la incompatibilidad de linajes, la cantidad de sangre que la madre necesitará para el bebé o el rechazo del cuerpo vampírico para el cambio y adaptación del feto.

¡No dejaré que toques a mi nieta! —la voz de mi abuela subió unos cuantos tonos.

El nacimiento de Hilaria fue el nacimiento más esperado y hablado en todos los clanes vampíricos, debido a que la piel de la madre es dura y el saco amniótico también lo es, los ultrasonidos no captan al bebe, por lo tanto, hasta su nacimiento no sabía si sería niño o niña. Amalia me acompañaba fuera de la habitación de mi madre, caminaba nervioso de un lado al otro, en cierto punto me había sentado a su lado y sosteníamos nuestras manos con fuerza, sus ojos llenos de emoción brillaban y me tranquilizaban, ella me murmuraba que todo saldría bien. En cuanto oímos a mi madre gritar por ultima vez y a la bebe llorar, pude respirar. Al cabo de unos minutos salió la partera, una vieja amiga de la familia Némésie que había asistido a todos los partos del clan, era más que experta en el nacimiento de bebes vampiros, anunció con orgullo que era una niña, todos los presentes gritaron de emoción.

El caballero vampiro [Trilogía EDDA #2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora