17. Biblioteca.

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Fuera llovía y a pesar del mal momento que habíamos pasado con Celeste, el día no dejaba de ser casi perfecto para ambos. Nuestra burbuja de felicidad había vuelto a formarse con tal naturalidad que era sorprendente para los dos. Después de que Celeste se fuera y pasáramos un rato acurrucados en el sofá habíamos optado por vestirnos, Xavier me había alcanzado una campera suya para abrigarme, su aroma estaba impregnado en esta, gustosa la acepté. Lo único que pude recuperar de mis prendas fueron mis pantalones de tiro alto y mis zapatillas. Aún así guarde las prendas en mi mochila junto a mi laptop, vería de entregárselas a mis sirvientas, Elena y Elisa, gemelas que habían sido convertidas por un impuro a la edad de dieciséis años y, que, por consecuencia, no podían encontrar trabajo, las había acogido como parte de mi servidumbre más cercana, ellas se encargaban de despertarme, acomodar mi habitación y conjunto a Laura, otra de mis sirvientas, planificar mis atuendos. Probablemente no les sentaría muy bien el hecho de llevar prendas rotas a casa.

Estaba completamente segura que Xavier quedaría encantado con ellas en cuanto las conociera, ese par se hacía querer con facilidad. ¿Debería llamarlas y pedirles que preparasen una habitación para Xavier? ¿Debería hablar con Xavier sobre seguirme a la isla artificial? ¿Sería lo correcto llevármelo cuando su hermana estaba en plena recuperación?

Habíamos pasado por el cuarto de Hilaria momentos antes, se encontraba muchísimo mejor, estaba comiendo junto a Catalina el almuerzo, Catalina, sospechando que algo pasaba entre los dos nos echaba miradas de soslayo, no había acotado absolutamente nada de la ropa de Xavier más había sacado sus propios cálculos y conclusiones, el olor de Xavier en mi cuerpo, en mi sangre y el olor mío en su cuerpo y en su sangre no era algo que se pudiera pasar por alto tan fácilmente, nuestras esencias estaban mezcladas de una peculiar manera, la vampiresa se abstuvo de comentarios, sin embargo nos pidió por favor que nos cuidásemos antes de salir, su seriedad al hablar me hizo pensar en que hablaba en doble sentido, ambos habíamos tenido nuestra primera experiencia y, si queríamos continuar con nuestra aventura debíamos obedecerla y comenzar a cuidarnos o este secreto podría terminar muy mal.

Volviendo con Hilaria, la niña se encontraba comiendo o mas bien devorando todo a su paso, estaba terriblemente hambrienta y sedienta de sangre, había bebido en total tres bolsas, se había levantado por su cuenta de la cama y sentado en la sala exigiéndole comida a su tía quien no se había movido de su lado en toda la noche. Hilaria al vernos corrió en dirección de Xavier y lo abrazó con fuerza, Xavier la levantó, giró con ella en brazos y la mantuvo entre sus brazos para que yo pudiera saludarla besando su frente. Estuvimos con ella lo que restaba de tarde, ese día no iría a clases nocturnas sin embargo viendo su rápida recuperación podría asistir a clases nocturnas en unos días. Estaba más fuerte, pero por precaución debía seguir en su cuarto hasta estar completamente seguros de su mejoría.

Lisa se había pasado por la mañana a verla, según Catalina estaba arrepentida por su trato la noche anterior pero era orgullosa como para admitir que se había equivocado conmigo, simplemente le pidió como favor a su hija que me diera las gracias, por la tarde estaría ocupada con temas del internado y no podría pasarse a saludarnos, suponía que nos encontrábamos durmiendo en el cuarto de Xavier, o más bien que yo dormía en su cuarto y él apartado de mi como debió de haber sido la noche anterior.

Xavier se dedicó a fastidiar a su hermana menor durante todo el rato que estuvimos con ella, ver sus ojos azules irradiantes de felicidad, ver la gran y hermosa sonrisa dibujada en su rostro y oír sus risas era tan adictivo como sus besos, los cuales seguían ardiendo en mi piel cuando el recuerdo de ellos aparecía para atormentarme por el pecado que habíamos cometido. Por mi parte me tocaba observar lo grande que estaba Hilaria y en la pequeña e inteligente mujer que se había convertido, hermosa, talentosa y especial, era una verdadera fortuna para los Wolfs el tener semejante niña, seguramente en el futuro Hilaria tendría buenos candidatos buscando su mano, era una joya en esta familia tan destruida y tan amada y protegida por la familia Némésie. Los Wolfs eran para mi como una segunda familia, me habían visto crecer, me habían abrazado cuando más necesite de ayuda, me habían cuidado en mis peores momentos, incluso ahora seguía estando bajo su cuidado y protección, les debía mucho y no sabía cómo recompensarles tanta bondad y amor que me habían brindado durante todos estos largos años.

El caballero vampiro [Trilogía EDDA #2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora