8. Quiero volverte a hacer mía, mi diabla

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▲ 𝐑 𝐈 𝐑 𝐈 ▲

— Parece que no hay nadie — Digo entrando a la casa 1K.

— Paz total — Dice Vicky.

— Me daré un baño — Digo subiendo las escaleras.

— ¿No quieres ahorrar agua? — Dice Vic siguiéndome.

— ¿Ah? — Me doy la vuelta y la miró confundida, aunque caigo en cuenta de su insinuación y abro los ojos — ¡Victoria!

— Victoria nada — Me toma de la cintura y bajo un poco la mirada, ella estaba un escalón más abajo que yo — Tu y yo tenemos algo pendiente.

Suelto una risita nerviosa y desvío la mirada.

— Riri — Dice contra mi oido, lo que provoca que tiemble — ¿No me deseas tanto como yo a ti?

— Sabes que si — Digo soltando un suspiro por los besos en mi oreja y cuello.

— ¿Y que te detiene? — Sus manos aprietan mi cintura y sus besos de vuelven más profundos.

— Volverme adicta a ti — Suelto un jadeo cuando muerde mi cuello.

— No me molestaría eso.

Sus manos se escabullen entre mi blusa y empieza a acariciar mi piel desnuda, provocando que mis piernas temblarán y tenga que agarrarme de sus brazos.

— Créeme que te molestará cuando estés en gira y yo esté en México — Digo inclinando mi cabeza, dándole más espacio en mi cuello.

— Te llevo conmigo — Suelto un gemido ahogado cuando muerde mi cuello con algo de fuerza, ese dejara marca — Quiero volverte a hacer mía, mi diabla.

Ok, me perdieron.

La tomó del cuello para luego estampar mis labios en los suyos, este beso no era como los anteriores, era rudo y necesitado.

Doy pequeños pasos hacia atrás subiendo las escaleras, hasta que terminamos de llegar a la planta de arriba y me acorrala contra la pared.

Nuestras lenguas tenían una guerra por ver cuál tomaba el control, aunque Victoria termino ganando y yo solo intentaba seguirle el ritmo al beso.

— Te podría hace' mía aquí mismo — Dice manoseandome el culo.

— Los chicos pueden llegar en cualquier momento — Digo en medio del beso.

— No creo — Baja sus besos a mi cuello — Si eso pasa, los despido.

— Victoria — Suelto una risita que se convierte en jadeo cuando chupa mi cuello.

— Llegamo' — Escuchamos la voz de Mauro, junto las veces del resto.

Abro los ojos asustada y me separo de Vicky, la cual se queja como una niña chiquita.

— Te toca soportar, ojitos — Suelto una risita y camino con rapidez a la habitación, dejando a Vicky frustrada a mitad del pasillo.

No puedo creer que casi tengo relaciones con Vicky en el pasillo.

Aunque a mí yo de 16 años no le sorprendería, que vergüenza.

• • •

— ¿Estás listo? — Le pregunto al rubio.

— No, siento que la voy a cagar — Admite.

— Puff, mamadas, solo se tu mismo y listo — Lo tranquilizo.

Me centro en la cámara y prendí Stream, sonrió ampliamente al leer el chat de nuevo luego de tres días.

— Hola mis niños bellos, ¿Que tal sus días sin mi?

Riri - Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora