17. Estás aquí.

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Me quedo en mi sitio mientras Vic abre la puerta, la cual se queda paralizada al verme.

— Hola ojitos —  Le digo con una sonrisa.

— ¿Ri? — Dice incrédula — Estás aquí.

Ruedo los ojos por su shock y me acerco a ella, tomando su rostro entre mis manos para dejar un suave beso en sus labios.

— No estás soñando, Vic, si es lo que piensas — Bromeó.

La veo parpadear varias veces pero luego me toma por sorpresa cuando pasa sus brazos por mi cintura, abrazándome con fuerza.

— Te extrañe, puñetas, no me vuelvas a dejar — Dice con voz quejumbrosa.

— Ay Vic — Digo acariciando su cabello con delicadeza.

Nos quedamos abrazadas por un largo rato sin decir nada, hasta que siento que Vic se separa lentamente.

— Estás más bonita de cuando te fuiste — Dice acariciando mi mejilla con una mano — Te amo.

— Yo también te amo, ojitos — Digo riendo.

Vic junta nuestros labios con desesperó y pasa sus manos por mi cintura, bajandolas hasta mi culo, el cual acaricia y aprieta.

— Mano larga — La regaño pero no la separó.

— No veo que no te guste — Se burla y vuelve a besar mis labios — Dime que no tendrás que volver a ir.

— Me iré cuando tú empieces tu gira — Digo acariciando su mejilla y hace un puchero con sus labios — Y antes que reniegues, sabes que cada quién tiene que ir por su lado.

— Lo sé — Se queja — ¿Puedo tenerte para mí solita estos días que quedan?

— Claro que sí, ojitos, toda tuya — Beso sus labios suavemente — Pero hoy pasamos el día con tu familia, ¿Si?

— Bueno — Dice besando mi mejilla — Luego nos iremos tu y yo solas.

— ¿A donde? — Pregunto con el ceño fruncido.

— Donde sea, mientras sea contigo — Dice con una sonrisa.

Ay, me muero de amor.

— Te amo, Victoria — Digo con una sonrisa de enamorada.

— Y yo te amo a ti, Rina — Me dice besando mis labios.

Beso el cual se intensifica a uno más apasionado, un beso lleno de necesidad.

Vic da pequeños pasos al frente, hasta que me acorrala contra el escritorio que está en su habitación.

— Vic — Gimo contra sus labios — Debemos bajar.

— Pero te necesito, diablita — Dice con la voz ronca, mientras acaricia mi cintura — Quiero hacerte mía mil veces.

Me tiemblan las piernas y vuelvo a juntar nuestros labios, olvidando todo a nuestro a mi alrededor y solo centrándome en ella.

— Victoria, Rina, dejen de comerse y bajen — Nos separamos cuando escuchamos la voz de Juan al otro lado de la puerta.

Yo suelto una risita avergonzada y Vic maldice por lo bajo.

Ya es la segunda vez que nos interrumpen y la pobre se queda con las ganas, por pinche hormonal.

— Vamos — Digo acomodando mi ropa.

— Debí darlo en adopción — Murmura por lo bajo.

Salimos de la habitación y bajamos a la cocina, donde se escuchaban las únicas voces de la casa.

Riri - Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora