21.- Enfrentados

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San Francisco

La niña de papá llega intempestivamente a sus oficinas reclamando atención, así de mimada como la tenían se abre paso, para ir a contarle a su padre lo sucedido con Prescott, quien la acaba de botar de sus oficinas.

No le dijo sobre lo que desencadeno que aquella relación se terminara, solo necesitaba que su padre hablara con sus buenos amigos, los Kingsley Harrington, pensando que con ello se solucionaría su ruptura.

El padre de Ava le asegura que así son las relaciones, es muy normal que se tengan diferencias y que no tiene de que preocuparse, porque el hombre desconocía las canalladas que su querida hija le hizo a Prescott.

...

Al día siguiente, el señor Levenfort acude a las oficinas de Kingsley, con la seguridad de que podrá mediar entre los jóvenes y cualquier desavenencia que tuvieran.

Pero al igual que a su hija, le es prohibido el paso, sin importar que es accionista, y es que en realidad su aportación dista de darle alguna ventaja, pues su participación es un porcentaje que ni siquiera llega a las dos cifras.

En cuanto le informan a su exyerno sobre su presencia, este hace que impriman todos los documentos necesarios para finiquitar esa relación que aun los tiene unidos y que él prefiere terminar de una vez por todas.

No quiere más problemas y su solución sería evitarse tragos amargos teniéndolos cerca.

—¡Buen día! Disculpa que me aparezca por aquí, supongo que ya sabrás que es debido a mi caprichosa niña que vengo.

—Adelante, ¡por favor! Descuide, ya le esperaba, solo que parece que desconoce que mi decisión de terminar con Ava es final e irrevocable.

—Precisamente por eso es que estoy aquí, sé que pueden ser precipitadas las decisiones debido al furor de las emociones, es comprensible en ustedes, los jóvenes. Y realmente no te culpo, esa hija mía me saca canas.

—Escuché, señor Levenfort, por la amistad que comparte con mis padres es que no procedí contra su hija de forma legal —el hombre se pone serio.

—¿De qué hablas? —Prescott le pasa una carpeta en donde se ven transacciones salidas de las cuentas de su inescrupulosa hija para pagar por sus fechorías.

—Esos documentos son las pruebas que recabe, Ava vino a inmiscuirse con el personal que labora en el corporativo. Su finalidad fue comprar su cooperación para que ella pudiera mentir y meterme en problemas con la madre de mi hijo.

—No, debes estar malinterpretando las cosas, ella sería incapaz de hacer eso que dices.

Prescott le muestra el video no solo de Ava entrando a hablar con Sisa, sino de los momentos en que se contactó con las personas participantes, el monitorista de las cámaras, la secretaria y hasta un guardia de seguridad.

También el bufete de abogados donde había acudido para que le redactaran aquel acuerdo ventajoso, quienes cedieron la información gracias a la presión que ejercieron, eso y la promesa de darles trabajo.

—Como puede ver, ni usted mismo conoce los alcances de Ava. ¿O tal vez sí? Como sea nuestro compromiso se cancela.

—No Prescott, eso no solo te concierne a ti, esto es un matrimonio de negocios.

—Lo sé, por eso me permití crear un plan para que ambos mantengamos nuestra relación limpia. Nadie perderá, pero como observa en esos documentos ya no estoy dispuesto a realizar negocios con ustedes.

Ante la inminente pérdida de su mina de oro, el señor Levenfort se levanta de su asiento con frustración y por demás irritado, cómo era posible que la fortuna que pensaba estaría pronto en sus manos se esfumara así de fácil.

—Esto lo hablaré con tus padres.

—Puede proceder como mejor le convenga, pero yo no reanudaré ese compromiso. No importa lo que digan incluso mis padres.

Otro portazo se oye, y le molesta al CEO, porque al parecer todo mundo se siente dueño del lugar y de su persona que es lo peor.

El padre de Ava al salir del corporativo sin tardanza se va a intentar remediar esto con sus amigos.

...

Prescott jamás imaginó que en casa le aguardaba un episodio desagradable, era la primera vez que, al entrar en la casa de sus padres, no estaban inmersos jugando o cuidando de Elliot.

Ambos estaban sentados en los sillones del recibidor, con semblantes que denotaban problemas, Prescott dejo salir todo el aire de sus pulmones, sabía que cualquier versión que les contó el señor Levenfort estaba lejos de ser la verdad.

Todo recaía en él por no poner al tanto a sus padres de sus descubrimientos.

—¿Esperarán a que cenemos o me perderé de la cena por su estado de ánimo?

—No te atrevas Prescott, tú creaste este problema. —El simplemente camino dirigiéndose al despacho de su padre, solo escuchando los pasos que le seguían.

—¿Quieres decirnos por qué planeas cancelar todos los tratos con los Levenfort? —demando Arnold con voz autoritaria.

—Como veo que ustedes ya me están enjuiciando sin siquiera contemplar primero mi carácter y forma de conducirme. Responderé con el mismo afecto que me muestran. Su adorada Ava pago a personal de la empresa para ayudarla a entregarle el acuerdo a Sisa y borrar las evidencias.

Los padres se vieron entre sí, comprendiendo que con su forma de emboscar a Prescott le habían herido, por confiar en otras personas primero y no en su propio hijo.

—Sabes muy bien por qué tenemos negocios con ellos, es nuestra forma de ayudarles.

—Y ese es el primer error que han cometido, con esto ya demostraron que no son personas de fiar. Ava es deshonesta y de algún lugar habrá aprendido a realizar esos actos tan detestables.

—Piensa como se sintió ella al descubrir que podía ser remplazada —menciono su madre.

—Con anterioridad ya les había dicho que ella era sospechosa. El compromiso se cancela, no quiero tener que sufrir una vida en compañía de alguien a quien no amo y debo estar cuidándome la espalda.

—Eso lo entiendo, pero no se cancelarán los negocios que tenemos ni los planes futuros —ordenaba Arnold.

—Te equivocas padre, por algo soy el CEO y si no te parece te recuerdo que deberás recurrir a los canales apropiados para impedirlo. Y de una vez te digo que no es capricho.

Prescott salió francamente decepcionado con el actuar de sus padres y no quería decirles algo que no sintiera por la culpa de los Levenfort.

Antes paso por la cocina para pedir que le preparan algo ligero para cuando regresara de desgastar las emociones que sentía fluctuar sobre su ser, era rabia, tristeza, amargura y también algo de triunfo. Ya no seguiría al pie de la letra lo que otros le decían, incluidos sus padres.

Que por alguna extraña razón estaban muy apegados a sus amigos, causando estragos en la armonía familiar por personas que él estaba descubriendo no lo valían.

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