39.- Opciones

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Los eventos habían tomado un rumbo que ella no tenía en mente, pedir una llave para una habitación era para que Prescott pudiera comprobar si su problema estaba en remisión.

Estar entre sus brazos no lo esperaba, Prescott emanaba calor por cada uno de sus poros, cada que sus ojos se encontraban transmitían deseo, no parecía que solo estuviera asegurándose de tener sexo.

Y para ser honestos, Sisa estaba envuelta en todo el ambiente de pasión que Prescott mostraba desde el momento que la arrastro al interior de la habitación.

No podía negar que era excitante verlo en completo control y diciendo cosas de forma directa, así como le gustaba a Sisa.

Y qué decir de sentir los labios de ese hombre, eran tan suaves y a Sisa le provocaba morderlos, así que después del primer contacto, ella se entregó a ir en autopiloto concediendo todas las acciones que demandaba su cuerpo en busca de esa gratificante sensación que él le producía.

Allí, con la espalda contra la pared y la sesión de besos que tenía lugar, Sisa poco podía hacer para evitar emitir gemidos que eran los perfectos indicadores que le decían a él lo bien que hacía su trabajo.

Sisa, aunque pensaba que él la tenía cautiva, poco se daba cuenta de que él era la presa, ya que estaba enredado a ella y ella le aprisionaba entre sus piernas y sus brazos.

—Ves lo que unos besos tuyos me provocan.

Prescott la lleva a la cama y la desviste con algo de su asistencia, con cada beso y caricia que él le suministraba, ella se perdía más en el deseo que le pedía más, pues se estaba acumulando esa fuerza que necesitaba un desfogue.

Por fin puede cumplir con la fantasía de tocar a plenitud aquella mujer que está rendida y retorciéndose bajo su cuerpo, besar y lamer sus pechos era tan increíble, aquello tenía maravillado a Prescott.

Quien estaba deleitándose en las sensaciones, como aquello y esa mujer lo trastocaban, cada caricia, mandaba un estímulo placentero a la región baja de su cuerpo, se sentía condenadamente vivo.

Su miembro pulsaba como nunca antes, denotando su resurrección de los años de inacción.

Sisa no conocía su cuerpo, masturbarse, qué va, nada de vida sexual en los mismos años que él, estaban en igualdad de circunstancias. Ella por no interesarse en aquello, pero era diferente estando con ese espécimen encima de ella.

Sentía una acumulación de energía y sabía lo que era, en teoría, —Prescott haz algo, siento que...

Él ya estaba en ello, ya que su destino era su entrepierna, con las palabras de ella pidiendo asistencia, llevo su mano a palpar la entrepierna de ella, que estaba incendiándose y muy húmeda.

Le habían interrumpido en su exploración, pero era de buen caballero ayudar a su pareja si lo que deseaba era correrse, pensó, más tarde podría seguir sus ministraciones.

Sisa no demoró en explotar y experimentar una sacudida que le corto la respiración, así de poderosa fue la sensación.

La sonrisa de Prescott era por verla en ese estado y lo bien que se sentía ser el que provoco aquello, aun jadeando Sisa busco la siguiente recompensa y fue brusca al tomarlo como si quisiera agarrar cualquier objeto.

Aquello hizo que el pobre sintiera que un rayo le había recorrido el cuerpo entero, una mezcla de dolor placentero, su gemido hizo que ella le soltara enseguida.

Prescott despertó bajando a la realidad, no estaba realmente preparado para aquello, no tenía ningún preservativo a mano.

Su vacilación llevó a que ella —¿sucede algo?

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