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Alguien debía hacer algo, ya que con la misión que le había dado Prescott a Sisa, esta estaba en modo investigadora

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Alguien debía hacer algo, ya que con la misión que le había dado Prescott a Sisa, esta estaba en modo investigadora.

Un montón de material llegó al departamento, todo el tiempo estaba con la laptop y un libro, intentando absorber conocimiento para darle solución al problema que tenía.

Y Prescott sentía que estaba perdiendo el objetivo principal de aquello, que era acercarlos a ambos más y más.

A los ojos de Sisa, él era un sujeto de pruebas, y para él eso era una despersonalización, debía darle rumbo a todo aquello, por lo que sacaría de su rutina a la científica.

Le envió un paquete junto a una invitación, una hora, dos horas... luego de que le confirmaron su recepción, no pudo aguantar porque suponía que ella le llamaría para ponerse de acuerdo, cuando esto no paso él la llamó.

—¿Qué haces?

—¡Oh! Es que acabo de recibir unos paquetes.

—¿Y...?

—Debes verlos dame un segundo —Sisa volvió la llamada, una videollamada, Prescott esperaba verla con el presente puesto, lo que vio fue nada de lo que esperaba.

—No entiendo, ¿qué es eso?

Sisa extendió el instructivo, luego enfoco los electrodos, para después pasar al siguiente artilugio, era un cilindro, la mitad del cual era de un material transparente.

—Acaban de llegar y más vale que en la noche mantengas una mente abierta, los probaremos todos.

—Veo que no has abierto todos los paquetes, en uno de ellos te envié algo, debes alistarte, me acompañaras a una cena —ella abrió la boca —No, no acepto peros... debemos distraernos de todo esto.

Unos instantes en silencio —de acuerdo, tienes razón, creo que me he extralimitado.

...

Prescott esperaba a un lado mientras su cita aparecía y es que él no pudo ir a recogerla porque una de sus reuniones se alargó.

Dio un paso al frente al ver una camioneta pararse, siguió adelante al reconocer al chofer, le guiño un ojo y le dijo que él lo haría, fue a abrir la puerta y ofreció su mano.

La mano de Sisa tomo la suya y este le dio el apoyo para que pudiera descender, lo primero en exposición a su vista curiosa fue una pierna larga y desnuda, hasta carraspeó un poco, le habían dicho que era un vestido largo.

Al tenerla de pie frente a él, en efecto el vestido era largo y cubría todo a la perfección, hasta que ella dio unos pasos para por fin entrar al recinto, la espalda estaba totalmente descubierta y podía ver dos hoyuelos en su espalda baja.

Las manos de Prescott cosquillearon, quería tocar esa piel que imagino el tacto tan cálido y suave de hacerlo, a la vez que quería evitar que otros ojos se posaran sobre ella, con cada paso vio las piernas largas, pues una abertura trasera le permitía movilidad.

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