La comunicación es la clave, para algunos de los problemas, pero en este singular caso era difícil hacerlo, ella quería extraer hasta el más mínimo detalle con la mejor de las intenciones.
Y él hasta no hace mucho se encontró un poco más cómodo siendo honesto con Boyce, hablar de temas sexuales con una mujer que no veía hace mucho era una locura.
Sin embargo, luego de sopesar sus opciones, no aventurarse con este loco plan sería un desperdicio, más por las iniciales emociones que Sisa le provoco, ansias y nerviosismo no estaban en su repertorio.
Y ella con tan solo avisar que iría lo había despertado a la expectación, las circunstancias eran especiales y podría ser que debido a ello el conjunto era determinante.
En el cerebro de Prescott pareció buena idea que, así como se inició su problema, podía terminar con el mismo sujeto, ¿Sisa lo lograría?
Sisa no perdió tiempo, en su habitación leyó en reiteradas ocasiones las respuestas de su paciente, en su perspectiva él necesitaba desestresarse y más actividad física, ella no recordaba haberlo visto ejercitarse.
Por lo que a la mañana siguiente preparo todo para llevarlo a experimentar un estado de total paz, así como a ella le habían enseñado a calmar su cerebro, no le haría daño.
Sisa tocó de forma tímida a la puerta de Prescott, sin ninguna respuesta, abrió y asomo medio cuerpo, cuando no lo vio en la cama, con más confianza ingreso en busca de su alumno.
Él estaba dentro del baño y al salir ambos se asustaron —¿qué haces en mi habitación? —inquirió él.
Sisa se tomó el pecho que se le aceleró por la intempestiva aparición del habitante del dormitorio, eso se decía ella, la verdad es que sus ojos no podían despegarse del torso descubierto del hombre que solo usaba la parte baja del pijama y este estaba muy bajo.
Era visible un ligero camino de bello en su abdomen bajo que él escondió, al ver que no estaba del todo presentable subió más su pantalón y es que solo había ido a orinar, se disponía a tener otros minutos de sueño.
Sisa desvió la mirada —disculpa, necesitamos empezar el tratamiento —enuncio ella.
Los ojos de Prescott demostraron la sorpresa, paso saliva y el movimiento de su manzana fue notorio.
—Cámbiate, que sea algo con lo que te puedas estirar, algo confortable. Te espero fuera. —Así como había llegado la emoción, esta se fue, no era la clase de tratamiento vulgar que le llego a la mente a él.
Minutos más tarde, Sisa dirigió a Prescott a la sala de entretenimiento en donde estaban dos tapetes y la televisión encendida.
—Mira, lo que intento es un enfoque interdisciplinario, no creo que solo una cosa ayudé a tu situación, el primer obstáculo ya lo cruzamos, te di nuevas imágenes que espero evoques, en vez de las horribles que tenías. Bajaremos los niveles de estrés y te ejercitarás.
Prescott comprendió el enfoque de ella, rasco su nuca, no desestimaba el yoga, solo que él no creía ser fanático de este método.
—Me agrada tu compromiso, no mucho la forma, el yoga no es lo mío.
Ella le guiñó el ojo —créeme, si a mí me ayudo por ti hará maravillas —ella lo aprendió a amar, por ser el principal ejercicio que la ayudaba a mantenerse enfocada mientras le ponía riendas a su mente.
Ella se despojó de la sudadera y los tenis, le hizo señas para que la siguiera —primero te haré sudar, para luego intentar meterme en tu mente —ese comentario le pareció atractivo a él, tanto que se rindió a la idea, qué tan difícil podía ser.
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Vuelve
Historia CortaA veces nuestro actuar, aunque bien intencionado, causa problemas, provocando que el pasado venga a pedirnos cuentas. Es el caso de una brillante jovencita que se involucró en la vida de un rico millonario sin quererlo, ni saberlo. Las consecuencias...