Choi Soobin siempre ha sido la clase de persona que se enamora de la idea del amor.
Quiere vivir un romance con una chispa inigualable y ha rechazado a muchas personas para conseguirlo, ahora a sus 29 años empieza a creer que, tal vez, esperar a su...
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Cap. 15| EL SOL SALDRÁ.
Choi HyungSeo.
Sujetaba el termo de té con ambas manos, mientras veía como Hueningkai daba otra vuelta a la alberca.
Llevábamos alrededor de dos horas en el centro de entrenamiento del campus, donde teníamos la piscina olímpica en la que entrenaban los nadadores del equipo de la escuela.
Kai se había quedado incluso si su práctica ya había terminado, como yo me ofrecí a traerlo tuve que quedarme a esperarlo.
Para muchos les hubiera parecido aburrido solo verlo ir y venir los 50 metros del carril. Pero para mí era muy entretenido notar esa faceta suya, su determinación era clara incluso desde donde estaba sentada.
Desde que tenía 5 años, tras mi experiencia cercana a la muerte dentro de nuestra antigua piscina, yo no podía estar en el agua.
Al inicio ni siquiera podían hacer que entrara a la bañera sin que comenzara a gritar de forma histérica por horas, donde Yeonjun o GyuGyu tendían a calmarme y hacerme recordar que estaba bien.
Con el paso del tiempo pude empezar a hacerlo, Yeonjun entraba conmigo a tomar baños o se quedaba cerca de mi tomando mi mano.
Cuando salimos de Busan él me llevo ante una psicóloga para que me ayudara a superar la experiencia, después cuando las cosas se volvieron más sencillas pude empezar a estar cerca del agua, ir al mar otra vez o estar cerca de albercas sin sentir mi cuerpo paralizarse o hiperventilar.
Aunque puedo meter los pies dentro de la playa cuando vamos o incluso estar sobre una lancha cuando viajamos a pescar, nunca pude aprender a nadar realmente.
Solo he entrado un par de veces a una alberca junto a mis hermanos, pero esta no era profunda en realidad. La usaron como parte de mí terapia.
Poco a poco la iban llenando, aunque incluso cuando esta alcanzaba su punto máximo, podía respirar fácilmente poniéndome de pie.
Así que entraba a esa en algunas sesiones, me ponían todos los flotadores que necesitara para sentirme cómoda, lo que me venía bien para dejar de odiar el agua, pero me volvía imposible la tarea de aprender a nadar.
— Tierra llamando a Seo, ¿alguien ahí? — La mano de Hueningkai ondulaba a unos centímetros de mi rostro,haciendo que volviera de nuevo al presente.
— ¿En qué tanto piensas? No me digas que te aburriste tanto como para quedarte dormida —
— Nada de eso Oppa, estaba recordando unas cosas de mi infancia —
— ¿Qué clase de cosas? — Preguntó, mientras pasaba una toalla sobre su cabello húmedo.
Debí haber estado sumergida en mis pensamientos por más tiempo del que creía pues él ya se había cambiado.
