Capítulo 16

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Con paso solemne, las ninfas dejaron atrás el resplandor del templo de Apolo para adentrarse en las sombras sagradas del templo propio de su hermandad. La transición entre los dos santuarios divinos estaba marcada por un silencio cargado de solemnidad, pues las ninfas eran conscientes de que el destino las aguardaba con desafíos mortales en este nuevo recinto.

Al cruzar el umbral del templo de las ninfas, la atmósfera vibraba con una tensión que se podía sentir en cada rincón. Las ninfas compartían miradas inquietas que reflejaban la gravedad de la misión que las esperaba. El aire resonaba con sus susurros, mezcla de temor y determinación, mientras se preparaban para enfrentar la empresa más crucial de sus existencias dentro de los muros consagrados de su propio templo divino.

-Sagitario y Aries regresaron, ya es hora- dijo Piscis

Piscis, Sagitario, Tauro, Cáncer y Leo formaron una línea enfrente del portal de la cascada mientras que Capricornio les repartía una pequeña bolsa color carmesí a cada una de ellas

-Dentro de estas bolsas guardaran los diamantes, investigando un poco más me enteré de que no solo la prueba es difícil, si no que el transportarlas lo es igual, no quiero arriesgarme el que tengan un problema para traerles, así que la toman, guardan y regresan. Algo más, puede que la ubicación de algunos diamantes puede estar en otros sitios del reino a donde van, tengan los ojos muy abiertos. Buena suertes a todas- dijo Capricornio mientras las veía a todas

-Piscis, iras primero. Reino de Poseidón dirígete a Páfos- dijo Acuario mientras las demás ninfas abrían paso para que pasara por el portal, nerviosa lo vio fijamente y dio un respiro para después cruzar el portal

-Cáncer y Leo, al Olimpo. Cáncer te dirigirás a Nemea y Leo a Erimanto- dijo Acuario y ambas cruzaron el portal sin mirar atrás

-Finalmente, Sagitario y Tauro, al inframundo. Tauro iras a la laguna Estigia, y Sagitario al Tártaro- ambas cruzaron el portal que las conduciría al inframundo mientras las demás las veían fijamente

Piscis, inquieta por la tarea encomendada, miraba con nerviosismo alrededor, examinando cada rincón y sombra. El murmullo del océano recordaba constantemente la enormidad del desafío que tenía por delante. Su postura revelaba la precaución de alguien valiente, pero consciente de posibles amenazas en los dominios del dios del mar.

-El diamante no debe de estar lejos- tomo asiento para concentrar y buscar el aura que emitía el diamante- tal vez Capricornio debió de equivocarse de ubicación, posiblemente estás cambien

La ninfa recobró su compostura, levantándose de la arena. Extrajo una piedra de la cascada, abriendo un portal mientras reflexionaba sobre hallar el diamante de Libra.
Llegó a un lago desconocido, examinando a su alrededor sin éxito. Al sentarse nuevamente, intentó conectar con el aura del diamante, pero otra presencia más pesada y malhumorada se hizo sentir. Al abrir los ojos, se encontró con un monstruo de múltiples cabezas emergiendo del lago, visiblemente molesto. Su cuerpo, de tono verdoso pantano y cicatrices numerosas, revelaba su ferocidad. Piscis retrocedió, asustada, hasta refugiarse tras una roca. El monstruo la buscaba y, al descubrirla oculta, la golpeó lanzándola contra una piedra que se rompió en pedazos al instante. Piscis se levantó rápidamente, inhaló profundamente y desenfundó su vajra.

-¡Furia del mar! -exclamó y las aguas del lago se agitaron con mucha furia golpeando al monstruo.

Piscis avistó la cueva donde aquel ser se ocultaba, con un resplandor blanco emanando de ella. Decidida, se lanzó al agua mientras las olas golpeaban al monstruo. No obstante, una de las cabezas la observo, rápidamente embistió contra ella tomándola con su hocico y la arrojó lejos del lugar.

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