Palioxis llegó a los dominios de Poseidón junto con las ninfas, mientras estas observaban el vasto mar, Piscis se dirigió hacia ella.
-Necesito que me lleves a los aposentos del rey de los mares, tú puedes entrar y salir sin dejar rastro alguno- menciono Piscis mientras le veía desde abajo
-Deben de tener cuidado ninfas, he conocido al dios Poseidón lo suficiente como para saber que es un asesino a sangre fría, tan poderoso que haría lo que sea para obtener lo que él quiere o lo que le conviene- aclaro Palioxis
-Gracias, pero lo se. Los planes han cambiado gracias al cierre de la cascada, iremos por el tridente y vendrás por él para llevárselo a las Horas, ellas lo podrán custodiar en nuestra ausencia, les diremos que eres de confiar, deberás de volver en una hora con treinta minutos. Si excedemos el tiempo deberás de irte sin importar qué ¿de acuerdo?- explicó Piscis
-Sí, ninfa de Piscis- dijo mientras inclinaba levemente su cabeza
-Llegaremos directamente con Poseidón, ustedes evitarán la entrada de gente externa que busque defender, yo pelearé con él, y tratare de obtener el tridente- ordenó Piscis mientras veía a las dos Ninfas
-Sí, ninfa de Piscis- respondieron ambas en tono de burla
-Ustedes me deben más respeto que Palioxis...
-Tranquila hermanita, no te alteres antes de tiempo- respondió Aries burlona mientras tomaba camino
Las tres se aproximaron a Palioxis, esperando ser guiadas al lugar acordado. Sin embargo, al llegar allí, notaron que Palioxis no había pisado el sitio, ya que las había dejado sin que ellas se percataran. Piscis exploró el entorno y divisó a Poseidón, quien se encontraba de espaldas frente a ellas.
-No me hubiera esperado una traición de tu parte Piscis- dijo mientras se volteaba con una sonrisa y el tridente agarrado a su mano
-No me dejaste alternativa, ahora tientas contra mis ideales, escogiste el lado equivocado Poseidón- respondió mirándole fijamente sin mover ninguna extremidad
-Demuestrame tu furia Piscis, demuéstrame que me odias y quieres detenerme, de lo contrario lo tomare con que vienes a ayudarme- dijo mientras hacía a un lado el gran saco que tenía puesto retando a Piscis, mientras las demás ninfas se quedaron atrás, dando espacio para el duelo que se avecinaba.
Por la puerta entraron los guardianes del mar, ayudantes y grandes servidores de Poseidón, Tauro y Aries observaron su intension de detenerlas, así que ambas se dispusieron a pelear contra ellos evitándoles llegar a Piscis.
Piscis golpeaba a Poseidón con ferocidad, mientras este intentaba derribarla con sus poderosos brazos. Finalmente, logró derribarla y la pisó en el pecho, dejando ver una mirada cínica en su rostro. Sin embargo, Piscis reaccionó con agilidad, tomando su gran pierna con firmeza y levantando su pelvis para enrollar sus piernas alrededor de él, lo que resultó en que ambos cayeran al suelo, alejando el tridente de Poseidón.
Con rapidez, Piscis se puso de pie, tomó el tridente con una mano y lo dejó caer, transformándolo en una lanza de doble punta. Una de las puntas apuntaba hacia el pecho de Poseidón, quien seguía en el suelo. Él se levantó rápidamente, con el riesgo de que el arma le hiciera daño, aunque solo logró romper la atadura de su pelo, dejando que su cabello cayera suelto hasta su mentón. En un movimiento rápido, se acomodó el pelo con una mano mientras observaba a Piscis.
-¿Quién te enseñó a pelear ninfa? deberías enseñarme algunos movimientos
-No lo creo- dijo mientras corría hacia él y le tomaba el brazo para intentar someterlo; sin embargo este no sedio y solo la vio hacia abajo.
ESTÁS LEYENDO
Guerreras del Olimpo
FantasiHace algunas eras, en el reino celestial del Olimpo, las ninfas, directas descendientes del poderoso Zeus, vivían en constante vigilia junto a Helios, el dios del sol. Como testigos de cada acontecimiento en el Olimpo, observaban las disputas y riva...