Prólogo

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El Templo de las Ninfas se alzaba majestuosamente en medio de un tranquilo paraíso. Rodeado de exuberante vegetación y ubicado en un rincón apartado de la naturaleza, el templo emanaba una sensación de serenidad y misterio que envolvía a quienes se aventuraban a adentrarse en su interior.

A la entrada, un pequeño lago de aguas cristalinas se extendía, reflejando el cielo azul como un espejo perfecto. Desde el centro del lago, una delicada cascada de agua caía con gracia sobre un lecho de piedras pulidas, creando una melodía suave y constante que llenaba el aire con su murmullo reconfortante.

El jardín que rodeaba el templo estaba cuidadosamente diseñado, lleno de flores de colores vibrantes y árboles frondosos que se mecían con la brisa. El aroma de las flores se entremezclaba con el fresco aroma de la naturaleza circundante, creando una sinfonía de fragancias que embriagaba los sentidos.

Los pilares griegos, imponentes y majestuosos, se alzaban alrededor del templo, como guardianes silenciosos de su historia y legado. Sus formas clásicas y elegantes recordaban a los visitantes la antigua grandeza de la cultura griega.

En medio de este escenario de belleza y serenidad, las ninfas encontraban su refugio para el entrenamiento y la preparación. El templo era mucho más que un lugar de formación; era un santuario natural que inspiraba respeto y asombro. Cada rincón del templo, desde el lago hasta los pilares, irradiaba una sensación de magia y misterio, un recordatorio de la importancia de su misión y la conexión con los dioses que las ninfas compartían.

En medio de este paisaje encantado, las ninfas se preparaban para su misión. El templo no era solo un lugar de formación, sino un santuario que recordaba la importancia de su tarea y su conexión con los dioses.

-¿Quién crees que será la líder esta vez? - preguntó Tauro a medio combate

A lo lejos se podía observar la batalla entre Escorpio y Aries, las candidatas más fuertes a liderar a las ninfas, cada una tenía cualidades de una autentica líder, carácter fuerte, liderazgo y decisión, la apuesta recaía en ambas.

-Sagitario, ¿estás bien? - dijo Tauro dejando el combate a un lado y acercándose a Sagitario

-Sí, solo estoy nerviosa por hoy, hemos entrenado tanto desde pequeñas, no sé si esté lista para el cargo de ser una ninfa definitivamente-respondió Sagitario

-Lo harás bien, para eso nos hemos preparado, venga, si Elion nos ve flojeando nos hará combatir hasta el anochecer-dijo Tauro poniéndose en guardia de nuevo

Los combates de las ninfas eran duelos inofensivos en donde solo buscaban el afinar sus técnicas de combate, sin embargo, una batalla a muerte se asomaba entre el encuentro de Aries y Escorpio, alertando a las demás por el golpe que resonó por todas partes.

-Realmente no te debo subestimar Aries, pero te estás descuidando- decía mientras se ponía de pie

-Escorpio, no puedo creer que aún creas que puedes ganar, puedo estar aquí todo el día-dijo Aries viendo desde arriba a Escorpio, con indiferencia

-Demuéstrame que eres digna de liderar este equipo mejor que yo, así te dejare en paz-dijo Escorpio levantándose del piso

-Te arrepentirás de creer que no soy digna, ¡el despertar de los muertos!

Objetos empezaban a salir del suelo para convertirse en personas que ahora serían combatientes de Aries, ese era el poder de aquella ninfa conferido por el dios de la guerra, Ares.

-¡Aries!

Por el pasillo apareció Elion, entrenadora de las ninfas. Mientras se acercaba a ellas se revelaba su molestia al ver lo que era capaz de hacer Aries por vencer a Escorpio.

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