Capítulo 8

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Sagitario yacía en el suelo, inmovilizada y abrumada por la confusión. Una figura se aproximó a ella mientras las voces a su alrededor parecían difuminarse y alejarse, hasta que finalmente se sumió en la inconsciencia.

Cuando recobró el conocimiento, se encontraba siendo cuidadosamente llevada en brazos por alguien, rodeada de voces llenas de preocupación. La depositaron con gentileza en una cama, pero el dolor que la atravesaba hacía difícil mantener los ojos abiertos. Sin embargo, en medio de la neblina de su sufrimiento, empezó a escuchar su nombre repetido una y otra vez. Con un esfuerzo trató de incorporarse y recobrar su lucidez.

-Sagitario, ¿estás bien? ¿qué te paso? -decía Acuario con preocupación

-Nada, no tienen que preocuparse, solo necesito descansar, hablaremos después

Las ninfas estaban demasiado preocupadas, pero aun así aceptaron los deseos de Sagitario y abandonaron su habitación.

-Ellas te creerán porque no te han visto bien, pero yo sí, a mí no me engañaras tan fácil

-No tienes nada que hacer aquí, no necesito más problemas con dioses

-Solamente pasaba por aquí para ver los frutos de sus magníficos planes, y me encuentro con una ninfa moribunda, que casualidad.

-No estoy para tus juegos Apolo, fuera de aquí, lo único que logras es ocasionar problemas entre las ninfas

-"Porque las ninfas no pueden amistar con los dioses" ya lo sé- interrumpió Apolo

-¿Qué te hace creer que puedes tener libre albedrío en el templo de las ninfas?

-Porque soy un dios tal vez, curiosamente todo en este paraíso terrenal está a mi acceso Sagitario

-Si solo vienes a alardear prefiero que te vayas, o yo me encargaré que mis deseos sean escuchados

Sagitario puso sus manos para sostener el arco que apareció al segundo, pero al intentar lanzar la flecha está solo cayó mientras Sagitario hizo un gesto de dolor

-Esa herida que tienes en el abdomen es cortesía de Ares ¿o me equivoco? no es algo que pueda curar Asclepio si es lo que estabas pensado.

-No necesitó más de tus ayudas, ya estoy en grandes problemas con las demás ninfas

-Bien, este es mi favor

-¿Qué? - respondió Sagitario cambiando su expresión

Sagitario estaba muy confundida, Apolo desperdiciaba su favor en ella, lo cual era extraño, pero pensó que seguramente sería un juego.

-Déjame curarte, si no lo hago empeoraras y las ninfas no son exactamente inmortales

Apolo cuidadosamente recostó a Sagitario en su cama y posó sus manos sobre la herida, una visión sombría de negros y rojos con venas moradas que se extendían ominosamente. El dios del sol comenzó a acariciar la herida con movimientos repetitivos, aplicando su divina influencia hasta que el tejido afectado recuperó su coloración. Luego, envolvió la herida con vendajes hábilmente aplicados.

Se acercó a Sagitario, cuyas expresiones de incomodidad eran evidentes en su rostro, y suavemente tocó su hombro. A pesar de la angustia que causaba, Apolo tomó su brazo y con sus manos aplicó una leve presión, promoviendo la gradual cicatrización de la herida. Poco a poco, el oscuro matiz que la había consumido se desvaneció.

-Deberías descansar, la espada te daño mucho, mañana te sentirás mejor

Sagitario cerro los ojos, por el cansancio y la sobre exigencia del día anterior se encontraba tan cansada que al instante se durmió.

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