Capítulo 11

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HAN PASADO dos días desde que Galen y compañía se marcharon, y la voz de Rayna no ha vuelto. Eso es a su vez una bendición y una maldición. Por un lado, está irritable e inquieta, y probablemente no tenga nada bueno que decir. Por otro, estoy sola, de modo que incluso si estuviéramos discutiendo, agradecería la distracción.

Rachel nos ha estado cuidando a Rayna y a mí como si le fuera la vida en ello. Aunque tiene roto un dedo del pie, mamá le puso uno de esos zapatos ortopédicos, así que cojea por toda la casa cocinando y limpiando, y probablemente afilando sus cuchillos y puliendo sus estrellas chinas arrojadizas o algo así. No sé si es una de esas personas que se mantienen insanamente ocupadas para evitar pensar sobre algunas cosas, o si sólo tiene un TDAH4 que ha comenzado en la edad adulta, pero, sea lo que sea, se ha convertido en algo agobiante.

Incluso Rayna lo piensa.
-¿Por qué no puedo ir a la escuela contigo? -susurra Rayna, ya que su voz supera el tono áspero sólo algunas veces y parece como si estuviera pasando por la pubertad-. Si Galen puede hacerlo, entonces yo también. Soy más inteligente que él.
No he tenido siquiera la oportunidad de dejar mi mochila y ya estamos teniendo esta discusión otra vez.

Hemos hablado de esto ya cincuenta y seis veces. Sé que está inquieta y necesita una distracción, y ver la televisión solo mantendrá su rabieta bajo control durante un rato. Pero llevarla a la escuela no es una buena idea. Ya montó una escena ayer con los trabajadores que vinieron a arreglar la ventana panorámica que destrozó Toraf. Claro, ella intentó susurrar, pero eso, entre otras muchas cosas, no es su especialidad, y especialmente ahora que parece que canta cada frase a la tirolesa.

Pero el chico que instalaba el cristal no apreció su comentario-en su defensa diré que había intentado cantármelo en tirolés en privado-de que su nariz se parecía a una pinza de langosta. "Una muy grande".

Puedo imaginar la clase de daño que causaría en la escuela. Ella no sabe cómo interpretar adecuadamente las cosas como Galen. Y su cerebro tampoco tiene ese filtro de lo "inapropiado". Después de todo, en primer lugar es por eso que la dejaron aquí. Si no encaja ahora en el mundo de Syrena, no me voy a arriesgar a exponerla al mundo humano.

Oh, claro, parece muy inocente ahora, navegando por los canales de la horrible televisión de plasma que está sobre la chimenea; pero recuerdo que no hace tanto había un plasma diferente colgado de la pared-y tuvo que ser reemplazado por el actual porque ella empezó una pelea conmigo, que terminó con una tormenta desatada en la estancia y destrozándolo todo.

Rachel arrastra los pies hasta Rayna y le arrebata el control remoto. Apaga la televisión, -Creo que deberíamos hacer un viaje.

-Tengo que ir al colegio -digo-. Mi orientador escolar está vigilando con atención mi asistencia. Además, estoy cansada de viajar. -El eufemismo del siglo.

-No quiero ir a ningún sitio por si Toraf... por si alguien vuelve por mí -protesta Rayna.
-¿Entonces por qué suplicas para que te deje venir conmigo a la escuela?

Se encoge de hombros. -Rachel vendría a buscarme si regresan, pero si todas nos vamos, nadie irá por mí.
Rachel cruza los brazos. -Bien, ahí está la cosa, mis pequeñas reinas. Me estoy volviendo loca sentada aquí, esperando a ver qué pasa, y creo que ustedes también.

Además, mañana es viernes y da la casualidad de que inventaron esas cosas llamadas aviones que te llevan a cualquier lugar en un santiamén.
Rayna se recompone.

-¿Quieres decir que podemos volar a cualquier parte?

-¿A dónde? -gimoteo-. No estoy precisamente de humor para Disneylandia y dudo que tu pie pueda...

-Creo que es hora de ir a ver al doctor Milligan -dice Rachel, levantando ligeramente el mentón-. Agradecería un día o dos de servicio a la habitación y al menos el doctor Milligan podría echar un vistazo a la garganta de Rayna.

Of Triton-Anna BanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora