Ruby presentó a Ari con Anne y enseguida entraron a la casa. Trevor todavía tenía a la pequeña niña en sus brazos y los otros dos niños seguían avasallándolo con preguntas. Afortunadamente Rose había entrado a la casa, posiblemente a regañar al resto de los invitados.
En cuanto puso un pie dentro, Ari deseó haberse quedado en la casa de su jefe. Sola. O en Nueva York.
Había demasiadas personas, Ruby no le había mentido al decirle que eran numerosos, pero de alguna forma, ella no lo había terminado de comprender.
Otra mujer bella, que por lo visto abundaban por allí, aunque no tenían ese excesivo glamour de las neoyorkinas, ni toda esa sofisticación que ella sabía que nunca conseguiría ni aunque viviera allí el resto de su vida. A diferencia de Ruby, esta sí abrazó a Trevor y él se lo devolvió sin soltar a la pequeñita.
Trev se alegró de ver a Emilie primero que a nadie. De todos allí, era a la que más estaba unido, quien siempre lo había entendido. Era su prima, su hermana y su mejor amiga. Incluso en el tiempo que había hecho mucho daño, ella había sido su compañera. Los dos habían reconocido sus errores años atrás, y ahora ella había formado una familia feliz con uno de esos a los que en un momento había odiado sin razón. Y había hecho bien, pese a todas sus dudas, Marcus había resultado ser el hombre ideal para Em.
Un rival digno para su carácter pero con la suficiente madurez como para ser capaz de frenarla cuando era necesario.
-Mira a quién has encontrado -dijo ella mirando a su hija que parecía muy cómoda con la cabeza apoyada en el hombro de él.
-Más bien, ella me encontró a mí. No creí que me reconocería.
-¿Porque hace mucho que no vienes a visitarnos? -Preguntó con un tono de reprimenda-. Pero ella te reconoce por las videollamadas. Eres su padrino después de todo, y te extraña. Como yo.
Él sonrió y miró con cariño a Oli besándola en la frente.
-Tú sabes que no puedo vivir aquí, Em. Ya no.
Emilie ya no pudo decir nada, porque su hermana llegó hasta ellos irrumpiendo con sus efusivos gritos.
-¡Trevor! -Exclamó con una sonrisa, pero apenas lo miró a él. Estaba muy concentrada en la joven que él había dejado olvidada junto a Ruby y Anne-. Hasta que al fin te decides. ¡Has traído a tu novia!
¿Qué? Oh, no. Siempre, siempre Juliet metiéndose en dónde no la llamaban. Y como si fuese poco, Fredric y Keaton que llegaron detrás de ella desde lo que debía ser la cocina, ya estaban preparados para el ataque, disfrutando de ponerlo en evidencia frente a todos.
-Ni siquiera te conozco pero ya te admiro, soportar a mi primo tiene que ser toda una hazaña.
-Oh, no. No, yo no soy... -Ariadne lo miró en busca de ayuda, pero Jules no estaba dejando que nadie pudiera defenderse.
-Soy Juliet Johnson, y estoy segura de que sabes que estás aquí para mi boda. Soy la única de la familia que queda soltera, lo que hace que después de que yo me case, tú eres la siguiente. -Le dio un abrazo tan fuerte que casi la deja sin respiración.
-Juliet.
Trevor por fin consiguió hablar y ser escuchado.
-Ella no es mi novia, la estás incomodando. Es mi asistente y lo único que necesito es que hagas que quiera renunciar por tu acoso.
Ofendida, ella dio un paso hacia atrás y arrugó la frente con las manos en la cadera.
-¿Tu asistente? ¿Otra más?

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Lo que ocultan las cerezas
RomanceTrevor se ha convertido en un verdadero empresario. Lleva el mando de la filial de la compañía de la familia en América, y como tal, es completamente dependiente de su asistente. Kassie lleva las riendas de su vida y se ocupa de que todo esté en arm...