Prologo de las cenizas albinas.

803 57 20
                                    

En la Edad Antigua, momento que la existencia no guarda conocimiento, el mundo se extendía amorfo y envuelto en niebla, caracterizada por tierras de riscos grises, árboles gigantescos y dragones eternos que deambulaban por ella.

Pero entonces, desde la penumbra llegó el fuego.

Con el fuego, surgió la Disparidad: el Calor y el Frío,... la Vida y la Muerte,... y, por supuesto,... la Luz y la Oscuridad.

Desde las sombras, emergieron seres que hallaron las almas de los dioses dentro de la llama.

Nito, el primero de los no muertos, creador de las enfermedades y las maldiciones.

La bruja de Izalith y sus hijas del caos, madre de todas los demonios existentes.

Gwyn, el señor de la Luz Solar, y sus leales y poderosos caballeros.

Y el furtivo pigmeo, que a menudo olvidado, y padre de la humanidad.

Con la fuerza de las almas de los dioses, desafiaron a los dragones antiguos.

Gwyn y sus poderosos rayos despellejaron sus escamas pétreas,... las brujas tejieron tormentas de fuego por todo el campo de batalla. Nito provocó un miasma de muerte y enfermedad, y Seath el descamado, traicionó a los suyos, permitiendo que los dragones desaparecieran.

Así comenzó la nueva era del Fuego. Una era paz que para desgracia de casi todos, llegó su fin, la primera llama, la que le daba vida y forma al mundo, se apagó, y con ello, solo quedó Oscuridad y desesperación.

Entre los vivos y los que no, entre los que sufrían la maldición de la marca oscura. Surgió el no muerto elegido, sacrificándose con las almas de los señores, para mantener encendida la primera llama por un tiempo un poco más prolongado, convirtiéndose así, en uno de los tantos señores de la ceniza.

Milenios pasaron, los tronos cambiaron de manos y el tiempo borró la memoria de este reino que cambiaba de nombre con el pasar del tiempo. Sin embargo, un grupo de señores de la ceniza, guardianes de la primera llama, abandonaron sus tronos después de haber sido despertados de entre la ceniza, poniendo en peligro el equilibrio.

El reino de Lothric, esperó durante milenios a alguien digno y capaz para que trajese de vuelta a los señores de la ceniza que ignoraron su deber, para así asegurase el destino de un mundo sumido en sombras.

.

.

.

.

.

.

.

Pero, pocos logaron si quiera empezarlo con un mínimo de éxito, pero al final, ninguno fue capaz de llevarlo a cabo.

Quedando el reino,... el mundo, en una eterna noche de muerte, desesperación y... desesperanza, en la cual pocos sin decir nulos se salvaron del oscuro poder del abismo.

.

.

.

.

.

.

.

.

cientos, sino miles de años pasaron y en un rincón remoto del basto mundo, donde el temor al fin de la Edad del Fuego era apenas una sombra, un lugar donde día y noche se entrelazaban, con sus luces y sombras, días de bonanza y de desafíos.

Caballero Albino de CenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora