Caballero Albino de Ceniza

El origen.

El sol empezaba a asomarse, bañando el cielo con tonos anaranjados y rosados mientras se alzaba lentamente sobre el horizonte. Los gallos de las granjas cercanas anunciaban el nuevo día con sus sonoros cacareos, alabando al sol con entusiasmo. Por primera vez en muchos días, Bell no se despertó por el sonido de su puerta abriéndose por Zald y su necesidad de empezar temprano sus rutinas de ejercicio junto con él. En cambio, fue el cálido resplandor de los primeros rayos solares filtrándose por la ventana lo que lo sacó suavemente de su sueño.

Tras bostezar e intentar levantarse y dirigirse a su cuarto, se enjuagó la cara y se miró al espejo. "(Buenos días, Bell)" Sonó en su mente la voz de Artorias. "Buenos días, Artorias,..." Respondió Bell, aún dormido.

"Una pregunta, ¿tu duermes?" Continuó saliendo del cuarto de baño y dirigiéndose escaleras abajo en dirección a la cocina. "(No es completamente necesario, pero puedo hacerlo, aunque no se podría llamar como dormir, es extraño)" Expresó Artorias.

"(¿Qué tienes pensado hacer hoy?)" Continuó Artorias. "Pues me apetecería poder hacer más grande la magia del fuego del abismo, y también poder invocarlo en el aire en vez del agua, ya que cada vez que lo hago me canso con mucha más facilidad" Respondió Bell mientras agarraba un tazón y lo llenaba de leche.

"¿Con quién hablas?" Habló una voz masculina que entraba en la cocina. "¡Oh!, Buenos días Hermes, estoy... hablando con Artorias" Esa respuesta sorprendió a Hermes. "¿No necesitas que Artorias se transforme para poder hablar con él?" Bell negó.

"Que interesante y útil. ¿Y de qué hablaban?"  Continuó Hermes. "De lo que haríamos hoy; intentaré invocar una bola de fuego del abismo, pero esta vez en el aire, el problema es que siempre me cansó muy rápidamente al hacerlo"

"...Asfi podría ayudarte" Mencionó Hermes tras pensar y sonreír. "¿Yo ayudar en qué, y para qué?" Sonó una nueva voz femenina detrás de Hermes.

Esta resultó ser Asfi, quien se había levantado debido a la conversación del dios mensajero y el conejo mañanero, pero por un momento, Bell pensó que seguramente ella ya estaba despierta desde hace tiempo, o al menos hasta que vió que sus ojos estaban pesados, signo de haberse despertado hace relativamente poco, y para evitar que estos se cerrasen, se los frotaba con las manos. "Bell quiere aprender nuevas formas para usar su magia" Explicó el dios.

"Precisamente eso no fue lo que dije" Mencionó Bell. "No están Ryuu y Alfia ayudándole con ello, y aparte de también tener a Artorias que conoce más sobre el tema del abismo. Además, tenemos que irnos pronto a Orario" Comentó ella ignorando el comentario que Bell había soltado al aire. "Es mejor tener más mentores, ¿no? A parte, contigo tendrá la posibilidad de aprender muchas más cosas gracias a tu amplió conocimiento, y podrás ayudarle cuando volvamos" Intentó engatusarla sin éxito

"Pero no sé como quieres que lo haga, aunque... lo intentaré, pero lo haré con varias condiciones" Volvió a responder pero esta vez con una mirada seria y punzante al mirar de Hermes, quien sintió como escalofrío recorría su espalda al recibir esa mirada, cuando hace unos instantes estaba adormilada.

"Bell y Artorias me ayudarán a comprender más sobre el abismo, por si se puede usar para crear algún que otro artefacto nuevo, además, intentaré ayudar a Artorias para que recupere su memoria y así con suerte conocer más cosas del pasado que desconocemos, si es que llegó a vivir en un tiempo muy lejano" Dijo ella mientras miraba a Bell, este entendió el por qué lo miraba y al momento respondió que a Artorias le parecía bien.

"Mi segunda petición, es que tú, Hermes, cuando volvamos a Orario, la pila de papeles que dejaste a medio hacer, la cual llega hasta el techo, quiero que lo  termines lo antes posible, no, mejor dicho, lo terminarás antes de que intentes hacer otras de tus incursiones." Ordenó enfadada y desahogándose con su dios.