Una nueva rutina.

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A lo largo de la caminata, inicialmente complicada para Bell debido a las heridas, hasta que finalmente empezó a experimentar un alivio en el persistente dolor, lo que le permitió desplazarse con mayor comodidad.

El recorrido los condujo hasta la morada de Zeus, donde las conversaciones oscilaban entre la elección del menú y los desafíos que la presencia de Bell planteaba. La excepción era Ryuu, quien se limitaba a acompañar al grupo en silencio, vigilando con atención para asegurarse de que Bell no se lastimara en el camino.

Al cruzar el umbral de la puerta, Zeus sugirió a Bell que se recostara en el sofá de la sala de estar. Sin objeciones, Bell asintió y se dirigió hacia el sofá. Alfia y Asfi se encaminaron hacia la cocina para preparar una reconfortante sopa, cargada con carne, verduras, especias y otros ingredientes que añadirían un toque especial al platillo.

Zald se aproximó a la cocina para ofrecer su ayuda y optó por encargarse de preparar la mesa. "¿Qué vamos a comer?" preguntó. Alfia, concentrada en cortar zanahorias, respondió: "Vamos a comer sopa. El frío invernal se ha vuelto problemático ultimamente, y además, le vendrá bien a Bell". Zald asintió y se retiró con unos platos que había tomado de una estantería.

En la sala de estar, Ryuu se encontraba sentada en el sillón junto al fuego de la chimenea recién encendida. Bell, por su parte, estaba sentado observando sus manos, que ahora estaban libres de las heridas que antes las marcaban. Hermes se acercó a Bell y le preguntó: "Hola de nuevo, Bell. ¿Cómo te encuentras?" Mientras le desordenaba el pelo con movimientos rápidos.

"Mucho mejor, gracias", respondió Bell, acomodándose para que Hermes pudiera sentarse a su lado. "¿Qué hacías en el bosque? Sabiendo que podrías ser atacado por un monstruo, alguien de Orario o Evilus", preguntó Hermes. Ryuu, al escuchar la última parte de la pregunta, se sorprendió y se incomodó, deseando obtener información sobre por qué podrían atacar a Bell, pero optó por no preguntar.

"Quería explorar el bosque. Siempre me ha gustado la naturaleza, y quería experimentarla más de cerca", explicó Bell como excusa. "¿Valió la pena?" preguntó Hermes. Bell, inicialmente indeciso, respondió con un simple "...sí". "¿

Y por qué la duda?" inquirió Hermes. Tras reflexionar por un momento, Bell habló: "Mientras huía de un grupo de Goblins y Orcos, me topé con un coliseo en ruinas. Entré para esconderme. En el mismo instante en el que me escondía una estatua negra nos atacó a mí y al grupo de Goblins. Logré llegar al último piso ileso, pero había algo más. Encontré una algo extraño, como una pequeña bola negra de fuego. Con curiosidad, la toqué y vi que la zona donde la toqué cambiaba a un color blanco. La abracé y desapareció, fue entonces cuando empecé a sentirme mal, con mareos y mucho frío. ¿Tienen alguna idea de qué podría ser?"

Hermes quedó pensativo, mientras Zeus pensaba que podría tratarse de un alma, aunque le resultaba ridículo que Bell pudiera verlo. "Quizás viste un espíritu,... Ryuu, ¿tienes algún conocimiento sobre espíritus con esas peculiaridades?" sugirió Hermes.

Ryuu permaneció en silencio durante un momento, reflexionando, pero finalmente negó con la cabeza. "Pues tal vez has descubierto a un nuevo espíritu", comentó Hermes nuevamente mirando a Bell.

...

Tras el comentario de Hermes, un silencio se apoderó de la sala. Algunos quedaron pensativos, mientras otros simplemente miraban al infinito con la mirada fija en un punto indeterminado.

"Abuelo", pronunció Bell, captando la atención del anciano mencionado anteriormente. "Quiero aprender a luchar". Esta declaración sorprendió tanto a Hermes como a Zeus, quienes desde la sala de estar sintieron como a Alfia se le marcaba una vena, ya que ella siempre quiso alejar a Bell de ese peligroso camino. Sin embargo, Zeus, quien había afirmado que Bell inevitablemente se involucraría en él, se mantenía firme en su convicción. "¿Por qué, Bell?" inquirió Zeus.

Caballero Albino de CenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora