Empecé a abrir lentamente los ojos, sintiendo una leve molestia en el rostro. El sol, que se filtraba a través de la ventana, me golpeaba de lleno, obligándome a cubrirme con una mano para protegerme de la luz.
Ahora que lo pensaba, casi siempre despertaba así, o a veces eran Ryuu o Artorias quienes me sacaban del sueño.
Sin quitarme la mano de la cara, me giré lentamente, quedando boca arriba mientras mis ojos se adaptaban al resplandor. Miré hacia el techo, y a diferencia de otros lugares en los que había estado, no había tablones gruesos ni vigas de madera visibles. Era un techo liso, pulcro, ni ningún indicio de deterioro.
Al levantarme, me acerqué a la ventana. La luz del sol entraba con fuerza, bañando la habitación en un cálido resplandor. Desde allí, pude ver la calle que se extendía hasta la puerta de la sede de la familia Hermes, rodeada por talleres de herrería y otros oficios similares.
Más allá, en el extremo de la calle, se distinguía la vía principal, repleta de gente que transitaba, algunos cruzando la esquina, otros siguiendo su camino hacia el bullicio de Orario.
Me quedé un momento observando en silencio. "(Con que ya estamos aquí...)" pensé, mientras mis ojos seguían el movimiento perezoso de la ciudad.
Levanté la vista hacia el sol, culpable de mi despertar. Por la posición en la que se encontraba, deduje, algo desconcertado, que pronto sería la hora del almuerzo.
"¿Artorias?" pregunté en voz baja, buscando su presencia habitual.
"(¿Qué sucede?)" respondió él con su habitual tono calmado.
"¿Por qué no me despertaste?" cuestioné mientras me estiraba, aún algo somnoliento.
"(De hecho, lo intenté varias veces)", confesó Artorias con un tono de resignación. "(Daba igual cuántas veces te sacudiera o gritara tu nombre, no reaccionabas. Estabas profundamente perdido en tu sueño.)"
Fruncí el ceño. Nunca había sido tan difícil despertarme, y mucho menos para Artorias. Algo no me cuadraba. "¿Tú crees que tiene que ver con esos sueños extraños?"
"(Es posible. No sería la primera vez que algo del abismo interfiere contigo de una manera más... sutil, pero no creo, puede ser más por que te fuiste a dormir casi a las 5 de la mañana)", reflexionó Artorias.
Solté un suspiro al recordar la hora tardía a la que me acosté. "También puede ser..." murmuré, rascándome la mejilla mientras una sonrisa involuntaria se dibujaba en mi rostro.
"(Tienes que cuidarte más, Bell)", continuó Artorias con un tono medio en broma. "(No puedes pretender salvar el mundo si te quedas dormido hasta el mediodía)."
Me reí suavemente. "Exploremos un poco la sede de la familia Hermes, a ver qué tal es por dentro."
"(Buena idea)", respondió Artorias, siempre práctico. "(Seguro que nos cruzamos con Ryuu, Hermes o algún otro miembro por el camino)."
Me estiré una última vez, pero cuando el olor a sudor y suciedad alcanzó mis fosas nasales, decidí que una ducha sería necesaria antes de cualquier exploración. Cogí la ropa de cambio y me dirigí al pequeño baño del dormitorio.
El baño era sencillo, con lo básico, pero impecable. El agua fría golpeó mi piel al principio, haciéndome estremecer, pero pronto me acostumbré. Mientras el agua caía sobre mí, no pude evitar pensar en todo lo que había pasado últimamente: la aparición de Artorias y el abismo en mi vida, las nuevas habilidades peligrosa que poseo, y la repentina misión para rescatar a unos amigos de las manos de Freya.
"(No te distraigas demasiado)", comentó Artorias de forma burlona mientras yo pasaba demasiado tiempo bajo el agua.
"(Ya, ya...)" respondí en mi mente, apagando el agua y secándome rápidamente. Una vez listo, me vestí con la ropa limpia que había traído y salí del cuarto, sintiéndome renovado.
ESTÁS LEYENDO
Caballero Albino de Ceniza
Science FictionTremendo amalgama de historias que me estoy creando, estoy intentando crear un buen enlace entre todas las historias para que haya coherencia y que todos los personajes sigan sus respectivas personalidades. Puede ser que hacer un enlace entre los un...