Ante tus pies ★ Minjoong

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Kim Hongjoong de 22 años, nacido y criado en Seúl, había llegado al mundo con un extraño trastorno genético, padecía albinismo, lo cual no era malo si tan solo esa condición no la acompañara su mala visión y su alta sensibilidad ante los rayos UV.

Su piel era pálida, su cabello y todo el vello corporal que tenía era de color blanco, sus ojos azules con ligeros toques de morado, sublime ante la vista de cualquier persona, donde fuera esa cabecita blanca lo seguían las miradas, no tan solo por el hecho de que llamaba la atención debido a su condición sino que la belleza que poseía era extrema; esa fina nariz, pómulos que resaltaban un ligero rosa y que adornaban bellas pequitas, sus labios de una forma tentadora que se podían alzar y mostrar la más perfecta sonrisa adornada de perlas brillantes. Un cuerpo envidiable y en forma, la mirada de cualquier individuo no podría evitar desviarse a esas piernas marcadas y a ese trasero voluptuoso, ese pecho que por genética había adquirido, su cintura y caderas eran infartantes, al caminar podía notarse el leve contoneo de las mismas que hacían delirar a la mente humana. También aprovechaba que no tenía la necesidad de decolorarse el cabello para tintarselo de la forma en la que le cantara, pintando mechas, puntas, a veces la mitad del cabello y otras zonas del mismo, creando sus propios looks acorde a su imaginación, en estos tiempos adoraba las tonalidades frías así que tenía las puntas pintadas de un azul ligero que hacía resaltar sus orbes los cuales solía adornar cuando necesitaba con sus anteojos ya que la miopía que tenía era algo avanzada ya, aunque debería usarlos todo el tiempo su obstinada actitud hacía que lo usara solo la mitad del día.

Tenía piercings en ambas orejas, estaba a nada de
Ilenárselas ya que su adicción por un tiempo habían sido las perforaciones y la tinta, aunque por más que no tuviera muchos tatuajes si tenía muchas perforaciones, incluso tenía un pequeño diamantito en el lado izquierdo de la nariz y le tentaba hacerse una argolla en el labio pero los regaños de sus amigos acerca de casi llenarse de agujeros lo estaba limitando momentáneamente.

Gracias a su pasión por la moda también se llevaba
consigo un estilo llamativo que le había abierto las puertas a entrar a una universidad en la que
podía estudiar diseño de modas, teniendo desde
pequeño a su compañera más fiel la cual era la
máquina de coser de su padre, con la cual había
aprendido a hacer sus primeras prendas con la
tutela del ya mencionado, que había trabajado
para marcas reconocidas y actualmente tenía una propia.

La personalidad que se cargaba ese cuerpo de 1.70 cm (porque si, podrían haberlo bendecido con una belleza desbordante pero no con la altura promedio que necesitaba según él) era notablemente alegre, podías mirarlo alos ojos y sentir la felicidad recorrer tu cuerpo con solo un pequeño esboce de su sonrisa. Pero no todo podía ser color de rosa con él, para nada, a parte de cargarse una personalidad así lo acompañaba el hecho de que si quería podía mandarte al mismísimo infierno con solo recitar
una frase, no sería el deseo de nadie ser enemigo
de Kim.

Pero restando todo eso siempre había sido delicado
a la vista, todo el tiempo despertaba una sensación
de que debían protegerlo en los demás, según el no era frágil pero sus allegados le reiteraban tantas
veces que debían cuidarlo como si fuera un copo de
nieve a punto de llevárselo el calor de la primavera.
Sólo exageraban a su parecer pero luchar contra sus eres queridos ya era de por sí difícil, solo se dejaba porque si no puedes contra ellos, mejor úneteles.

Era el menor de dos hermanos, Kim Taehyung y Kim Yerim, más adelante daría una demostración del tipo de relación que llevaba con ellos y sus padres Kim Namjoon y Kim Seokjin eran el matrimonio más estable y cariñoso que había visto.

En su vida le habían atraído las mujeres así que le
gritaba al mundo que es gay, obviamente aceptado por su familia vivía relativamente bien, no podía quejarse de nada, ya se sustentaba y vivía solo de igual forma, aunque no dejaba de recibir ayuda de sus padres al ser ellos muy consentidores.