19

240 44 11
                                    

Eran 30 minutos de viaje hasta la residencia de Mingi, no quedaba ni tan lejos ni tan cerca, además era en un distrito privado ya que estaba custodiado por guardias y en cuanto a entrar solo podían hacerlo los residentes y sus invitados.

Hongjoong se sorprendía cada que veía una casa , ocupaban más de una cuadra, en la cuarta se encontraba la de Mingi, era una enorme mansión rústica, con una enorme entrada, incluso tenía una fuente preciosa, era idéntica a una de la época victoriana y eso le encantaba, estaba viajando en el tiempo.

— Es hermosa, Gigi. — bajó del auto luego de que le abriera la puerta, con su mochila en hombros y el ramo de flores acunado en sus brazos.— Se siente como volver al pasado, no me imagino el trabajo que dió construirla.

— Valió la pena la espera ¿Entramos? Te gustará mucho más como es por dentro. — retiró la mochila de los hombros ajenos y le ofreció su brazo, subiendo las escaleras de la entrada para poder cruzar el umbral de la puerta, ya que fueron recibidos por su mayordomo, criada y chef.— Ángel, ellos son del servicio, ayudan a mantener mi hogar limpio entre otras cosas, no suelo permanecer mucho tiempo en casa por eso necesito quien se quede aquí en mi ausencia.

— Buenas tardes, Señor Song y Joven Kim. — se inclinó el mayordomo.— Me presento, mi nombre es Nikolai Roskov, soy mayordomo del Señor Song desde los comienzos de su adolescencia, me encargo de dirigir a la servidumbre de esta mansión. Ella es Jinha, la mucama y nuestro chef Jungwoo.

— Nikolai, Hongjoong sabe quién soy. — asintió con la cabeza recibiendo una expresión de sorpresa de parte del nombrado.

— En ese caso, Señor Romanov ¿Gustan pasar a degustar los croissants recién hechos de nuestro chef?

Mingi miró a Hongjoong buscando su aprobación y recibiendo un total sí al instante.

— J'adore les croissants, merci beaucoup, Nikolai. — sonrió contento.— Oh, y por favor ¿Pueden brindarme un florero con agua para este ramo? También cuidar de mi tuna, tengo que llevármela a casa al final del día.

El trío había sido sorprendido por las habilidades bilingües del invitado de su amo.

— Claro, Joven Kim. Puede dejarlo en mis manos. — extendió sus brazos para que le sea entregadas las flores junto con la tuna, retirándose junto con Jungwoo para organizar todo.

— Vamos a ponernos cómodos, cariño. Jinha te traerá calzado y si quieres algo, no dudes en pedirlo.

— Por supuesto, ya me han ganado con croissants ¿Podríamos beber té también? Por favor. — hizo puntitas para besar la mejilla ajena.

¿Y cómo no iba a darle lo que quería a su ángel? En cuanto llegó Jinha con el calzado de Hongjoong el cual consistía en unas pantuflas cómodas para poder pasearse libremente llamó su atención.— Jinha, pídele a Jungwoo que prepare té y un tarro de chocolates suizos.

El albino no podía estar más emocionado, los chocolates suizos eran sus favoritos, los adoraba con el alma desde pequeño.

— ¿Cailler o Lindt, precioso?

— ¿Puedo ambos? — agitó sus hermosas pestañas blanquecinas, mirándole con sus ojos color violeta hipnotizantes.

Y de nuevo ¿Cómo podría negarse?

— Claro, bonito. Que sean ambos entonces.

Con esa orden Jinha había dejado las pantuflas en manos de Mingi a petición suya y retirado a cumplir lo que seguía.

— ¿Tus ojos tienden a cambiar de color, cielo? — preguntó mientras lo guiaba por el pasillo que lo llevaba a la sala principal, sus ojitos curiosos no paraban de admirar todo lo cual le causaba ternura.

Ante tus pies ★ MinjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora