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¿Cuándo sería el día en que empezaría a llegar temprano a algún acontecimiento de importancia? Escasas eran las veces que era puntual y se repetía casi siempre que debía corregir sus hábitos pero nunca lo hacía.

Esta vez había asistido tarde a la presentación de los trabajos duales, anteriormente el vestido que estaba creando desde 0 con Felix y que gracias al ingenio de ambos habían terminado con éxito.

Llegó, presentaron el trabajo, obtuvieron una excelente calificación, la felicitación de varios docentes y fueron a almorzar a un lugar cerca de su universidad, todos sus logros lo celebraban con comida, eran un par de glotones.

Disfrutaron un delicioso jajangmyeon juntos y unos cuantos platillos más para acompañar, como kimchi y carne coreana bien sazonada y cocinada, los dos eran felices ya que el semestre ya acababa y habían culminado de manera maravillosa, no tendrían estrés por un tiempo y eso les tranquilizaba la consciencia, también tenían algunos planes en mente, querían hacer muchas cosas juntos, como los mejores amigos que eran.

— ¡Ya puedo acabar el traje del Señor Song! Podría tenerlo en dos días, así que debería avisarle, debe tener la agenda muy ocupada y quisiera entregarlo lo antes posible. — con sus palillos tomó un poco de la carne en su platillo para acercarlo a la boca de Felix.

— Deberías llamarlo, Hongie. Dudo que no te responda. — recibió el bocado gustoso y el también le ofreció de lo suyo a su amigo.

— ¡Tienes razón! Voy a llamarlo. — mientras degustaba lo que el pelirrubio le habia dado buscaba en sus contactos a Mingi para llamarlo, al instante de encontrarlo había marcado al número, esperando a que el mayor contestara.

Así estuvo un minuto completo hasta que colgó, con una expresión de confusión en su rostro.

— Estará ocupado, le dejaré un mensaje nada más.

« Señor Song, le llamaba para avisarle que en dos días habré terminado con mi compromiso, quería saber si podía llevarlo a su casa o usted lo retira de la mía, cuando se desocupe nos ponemos de acuerdo. <3»

— Deberíamos ir por malteadas luego. — sugirió Lee recibiendo un asentimiento de cabeza de Kim.

Mikhail Romanov, padre de Mingi. Un hombre de apariencia fuerte, cabello negro ya ligeramente canoso, con rasgos marcados, de porte elegante, alto y con proporciones corporales casi iguales a las de su hijo, de no ser porque la edad ya le estaba tomando factura. Sujeto de quién no sabías que esperar, eso lo había aprendido el mismísimo Mingi desde temprana edad, también tenía el mismo aura imponente que transmitía el menor de ambos en la sala que se encontraban en este mismo instante y solo Dios sabrá las cosas que había pasado ese hombre para tener esa mirada tan vacía y carente de luz.

Como ya era sabido el padre de Mingi provenía de Rusia, eso explicaba bastantes cosas sobre su crianza, origen y de hecho hasta sus hábitos. Había nacido en Rusia pero al pasar los años se había mudado por razones personales y familiares, también tenía un nombre diferente en cada país pero prefería portar con orgullo el apellido de su madre y el nombre que le habia dado ya que el solo hecho de mencionar su nombre real podría acarrear tanto cosas positivas como negativas. Separado de su madre estuvo hasta la adolescencia sin saber absolutamente nada de la misma, su identidad era todo un misterio y su padre se empeñaba en ocultarlo siempre pero esa era una historia que Mingi contaría en otro momento.

En la actualidad había resuelto varios malentendidos que lo habían alejado de su padre, más bien no podía escapar de lo que era y el mayor de ambos lo sabía y le recordaba eso a su hijo cada que tenía la oportunidad.

Ante tus pies ★ MinjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora