Trafalgar law en : Corazón de Hada

Amor

La suave brisa acariciaba el rostro de una mujer de largos cabellos azabache.
Ella se movía con gracia sobre la barandilla del tercer piso como si fuera lo más natural.
vestía un traje de pantalón y blusa ajustados tan oscuros como la noche misma.
Contemplaba fijamente el edificio más alto de la ciudad. Un pensamiento cruzó por su mente y sonrió.
Ella estaba esperando ver en  primera línea, cómo el más preciado tesoro de su enemigo mortal se convertía en cenizas.
La Reyna serpiente líder de las "Kuja " estaba lista para clavar sus colmillos.

- ¿ Esta todo listo? - preguntó la Reyna serpiente.
- Estamos listas para salir.
Boa Hancock saltó del barandal con la agilidad de una cobra y aterrizó limpiamente sobre la punta de sus pies.
Todas las subordinadas estaban esperando a su líder y saldrían al oír su voz de mando.

En el primer piso estaban guardados los explosivos, los suficientes para estallar y hacer  arder "el Quixote Club" no le  importaba en lo mas mínimo si estaba lleno de civiles, después de todo la gente que acudía a ese lugar era el mismo símbolo de la esclavitud y egoísmo.
Ella, al igual que muchas de sus subordinadas fueron en su momento víctimas de la trata y tráfico de mujeres.
Todos estos terribles actos, eran patrocinados por políticos y hombres poderosos.
Se juró a sí misma cobrar venganza por cada una de las niñas que no pudo salvar el día que  escapó de ese terrible destino.
Ahora la Reyna serpiente tenía un imperio en el bajo mundo y quería hacerse con todo el dominio destruyendo "al Joker y su amada torre de lujuria"

!BUM! Se oyeron cuatro detonaciones muy cerca, una quinta explosión y el fuego empezaba a surgir por los cuatro puntos de la Gran mansión Amazon Lili.
Los ojos de Boa Hancock se abrieron horrorizados.
Corría en medio del caos, cuando divisó las entradas y salidas envueltas en una feroz columna ardiente.
Se oyeron los gritos desesperados de sus subordinadas a lo lejos.
Las lágrimas brotaron de sus hermosos ojos.
El fuego se extendió como una sola entidad devorando cada centímetro de la mansión.
El suelo tembló cuando los explosivos almacenados en el primer piso empezaron a crepitar.
Era el fin del imperio Kuja.

***

Una risa macabra  y fría se oyó en el Quixote Club.
Donquixote Doflamingo estaba eufórico, y su corazón latía desbordado de felicidad.
Era su victoria !por fin había pisado la cabeza de la serpiente!
Tomó entre sus manos un vaso de whisky y lo bebió saboreando cada gota con deleite.
- !Ara! ¿ Buenas noticias?- preguntó una voz seductora desde su espalda.

Doflamingo se giró en la puerta de su oficina, recargada con los brazos cruzados una mujer alta de vestido rojo y lentejuelas le sonreía.
- No esperaba verte aquí Shyarly - comentó Doflamingo, ella avanzó y le dió un beso apasionado. Él le correspondió de la misma manera.
Después de un largo momento se separaron.
- No has perdido el toque Doffy- dijo ella sentándose sobre el escritorio con las piernas cruzadas, dejando casi totalmente al descubierto sus muslos bien tonificados.

Él le alcanzó un vaso de vino.
- Buena memoria, ya sabes que odio el whisky...
- Cuido bien de mis amigos ... ya sabes.
Ella sonrió complacida.
- ¿ Me dirás que celebramos?
- Muchas cosas - respondió el rubio alegremente.
Akainu le pasó un informe que confirmaba su teoría y Diamante había hecho volar la mansión de Boa Hancock.
Él estaba disfrutando de su día.
Se acercó y con  sus manos sobre los muslos de Madame Shyarly fue separando sus piernas.
Ella sonrió y dejó que él se posicionara en medio.
Se enredaron una vez mas en un fogoso beso y sus manos recorrían sus cuerpos con un furor desenfrenado.
Ambos deseosos se quitaron las ropa con rapidez y dejaron que el instinto animal los guiara. Un encuentro de los más salvajes se dió sobre aquel escritorio de caoba.

Doflamingo se sentó en su gran sillón de cuero, sonrió con pesar, un recuerdo sobre un jovencito de ojos grises aprisionado debajo de su cuerpo pasó por su mente... había estado tan cerca y tan lejos aquella vez.
Madame Shyarly subía el cierre de su vestido sin nada de pudor.
- ¿ Por qué has venido? Después de ese día nunca volviste a buscarme- cuestionó Doflamingo.