Capítulo veintiuno

10 1 0
                                    


Narrador.

Minutos antes del caos.

— Señor, le informo que el señor Marco ha ubicado a la señorita Grisson — uno de los hombres de traje habla hacia el hombre gordo que se encontraba a unos metros de distancia de la residencia, sobre la carretera, esperando el plan que tanto había anhelado. Citar a sus mejores y peores rivales en una fiesta, para convertirlo en una masacre, qué muy seguro le dejará el camino libre y pueda tomar el poder.

— Perfecto, qué una camioneta espere con él y por la chica, solo estén atentos a dónde se dirige cuando escape — el hombre regordete ordena mientra bebe de su copa, una fina línea de sudor se forma en su frente, evidentemente estaba sudando frío por los nervios que sentía, anhelaba tanto deshacerse de esos hombres, pero también temía a lo que pudiera pasar luego de esa noche.

Su coartada era perfecta, hacer una aparición en la fiesta, convivir un rato para luego salir huyendo, dejó qué la gente viera a Marco, hombre con muchos enemigos presentes, hombre que es conocido por el resentimiento y el poder de la venganza qué tiene, qué en un abrir y cerrar de ojo puede acabar con su contrincante haciendo trampa, Marco era la coartada de Silver, intentará echarle la culpa a Marco de lo sucedido, eso es algo que su socio no sabía, algo que en un futuro traerá problemas para el joven. Quería sacarlo de su camino, para tomar posesión de su bella prima y casarla con él, solo así podía tener más poder en el país, Genevieve es la mujer con un gran puesto, con un gran peso, y se sabía que sola no podría hacer todo, así que en su pensar, él podría guiarlo y así tomar las riendas qué le pertenece a ella.

— Vámonos señores — es la última orden de Silver para que sus hombres tomaran marcha en la ruta de escape qué se tenía planeado.

En otro lugar del recinto.

—¿Está sola? — habla uno de los hombres que se encontraban en uno de los pasillos, no muy lejos del cuarto donde se encontraba la joven escondida en el armario.

— Así es señor — habla su acompañante, el sudor de nervios se le hacía presente en la sien, mientras sus manos jugaban con un par de anillos qué llevaba puesto, la ansiedad y preocupación se le notaba hasta el otro lado del pasillo.

— Hey tranquilo, no haré nada que no quiera — la risa carente de emoción es lo único que pone más de nervios al otro joven, tenían su plan, sus reglas, pero este joven no era de fiar y su hombre infiltrado lo sabía, sabía que no podía confiar en él, por más que estén del mismo bando no puede hacerlo. — Además no es de tu incumbencia lo que le haga o no.

— Lo sé señor — miente.

— Bien, Silver se ha ido ya, así que intenta salir de una vez, tu bolso con dinero está en la otra habitación — este lo toma del hombro en forma de agradecimiento — has sido buen hombre, gracias por tu trabajo.

— Ya sabe donde encontrarme — trata de sonar lo más serio posible, necesita controlar sus impulsos.

El otro joven se aleja con una sonrisa y lo ve entrar en la habitación de lectura. Su mente no dejaba de pensar en la joven que había ocultado, esperaba con ansias qué está no saliera, qué él no la encontrará y se fuera, era su trabajo dejarla ahí para él, pero algo en su crudo corazón se había instalado, un sentimiento que no podía controlar, algo que hacía mucho que no sentía, no le gustaba aceptarlo, pero era evidente que sentía algo por esa chica, esa mujer que tenía que engañar cada que se lo ordenarán, él le servía al enemigo de ella, y acaba de hacer una falta a la orden que le habían dado, pero no le importaba ya, su último trabajo lo había terminado ahí, era libre hasta aceptar un nuevo contrato.

Crudo | Harry Styles |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora