Capítulo uno.

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"No mires,  no escuches, no sientas"

Esas palabras se reproducen una y otra vez en mi cabeza, un nudo en mi garganta se acumula y las lágrimas ardientes se posan en mis párpados cerrados, mis piernas dan pasos vacilantes y se mueven al ritmo de mi cuerpo, la tensión es tan grande que cada músculo se siente como piedra.

La música lenta se escabulle por mis oídos una vez más, mis lágrimas golpean por salir, trato de tomar aire pero no me sirve, el nudo en mi garganta se intensifica aun más cuando el tacto caliente proveniente de alguien acariciando mi tobillo izquierdo, aprieto mis párpados y dejo salir una lágrima, un dolor en el pecho me oprime, provocando que mi respiración falle.

"Tranquila, una noche más, todo va estar bien "

Mis ojos se abren lentamente y un par de lágrimas muertas se escabullen, un suspiro  entrecortado sale de mis labios al recordar aquella vocezilla de ánimos, la cual es la misma de siempre, la cual había ensayado hace ya un par de noches atrás.

Tomo el valor y me muevo hacia un lado apartando su toque de mi piel, necesito acabar y pronto, necesito huir, correr, necesito llorar  y lamentar la mierda de vida que tengo.

El frío metal del tubo es mi soporte ahora mismo, aparto toda distracción a mi alrededor y me dedico hacer lo de siempre, mis piernas se convierten en mi guía ahora mismo,  hecho a mi cuerpo un paso atrás sin despegar mis manos del tubo, tomo impulso y  llevo  mi cuerpo hacia arriba, mis brazos se tensan y tiemblan a la hora de dar vueltas en el.

Había practicado por más de dos años antes de cada show, así que hacer esto era una rutina fácil, mis piernas enrollan el frío metal y mi espalda se hecha hacia atrás en un vaivén de movimientos lentos, logro aterrizar en el suelo brilloso del escenario, mis rodillas descansan en el, estas se juntan lentamente impulsando mi cuerpo hacia arriba, creando un movimiento seductor.

La bulla en el lugar se hace notar sobre la música,  en un momento de duda mi cuerpo se queda tieso, incomodo, mis ojos miran alrededor del lugar, las luces tenues impiden que pueda ver claramente, un escalofrío se cuela sobre mi espina dorsal y soy presente de lo que esta sucediendo, los hombres espectadores brincan sobre sus asientos mientras dicen de cosas, otros chiflan y tratan de acercarse a mi, mis ojos se desprenden de ellos para ver mi piel expuesta.

El sostén que llevaba puesto esta noche era demasiado viejo, tanto que se había reventado.

Mis manos titubean un poco al tapar mis pechos desnudos, la rabia, vergüenza y la desesperación atacan mis nervios, haciendo que mi cuerpo tiemble.

Una mano ardiente se impacta en mi piel trasera haciendo que un jadeo se escape de mis labios, volteo bruscamente tratando de buscar a mi agresor, mis ojos se encuentran con un tipo de avanzada edad, el asco se reproduce en mi garganta, pero lo aparto al ver al tipo acercando su mano hacia mi, sin hacer mucho, tiro de mi pierna hacia su dirección,  su mueca cambia a dolor cuando su cuerpo es lanzado hacia un lado cayendo sobre una mesa.  

Tomo la oportunidad de levantarme pero unas manos enrollan mi brazo halandome fuera del escenario, muevo mi cabello con un movimiento de cabeza para encontrar a el cuerpo enorme de Marco, mis sentidos se activan al ritmo de mis latidos,  poniéndolos en peligro.

Marco era el tipo que se hacía llamar mi primo, el tipo que me tenía metida en toda esta mierda, era a él a quien tanto odiaba y asqueaba.

Crudo | Harry Styles |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora