Nayeli siempre se negó a volver a enamorarse después de lo que sufrió. Pero, quien dice si conociendo al hombre perfecto, esa idea se disipa.
Creo que en este caso el, "nunca digas nunca", queda perfecto...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
28 de Noviembre 📍Doha, Qatar
Los rayos del sol entraban por las ventanas, alumbrando así la cara de Nayeli. La mujer se removió y se acostó boca a bajo. Estiró su mano para el lado contrario de la cama, en busca de su pequeño, pero no lo sintió. Se enderezó rápido y miró toda la habitación. El menor no estaba allí.
Se bajó de la cama y corrió al baño, tampoco estaba. Salió de la habitación y caminó a paso apresurado para ir a la sala de juegos, su hijo tampoco estaba allí. Su corazón empezó a latir más rápido y sus ojos se cristalizaron.
-buenos días mami- Nayeli pegó un salto en su lugar, giró sobre sus talones y se encontró con su pequeño en brazos de Julián.
La mujer suspiró, aliviada. -Bau, te estuve buscando por todos lados- se acercó al castaño y el menor estiró sus manos para que lo alzara.
-perdón Naye, yo llevé a Baty a juga' en el jardín- Julián le entregó a el menor y se rascó su nunca, nervioso.
-también es mi culpa mami, Juli me dijo que te avisara pero yo no le hice caso- Bauti juntó sus manitos y miró hacia abajo. -perdón mami- la mujer sonrió y besó la frente del menor.
-está bien mi amor, no estoy enojada- Nayeli miró al jugador y le sonrió también. -tranquilo Juli, está bien- el nombrado le sonrió, más tranquilo.
La sola idea de defraudar la confianza de Nayeli, lo aterraba.
-a vos te estaba buscando- una voz resonó a sus espaldas. Los mayores se dieron vuelta y se encontraron con Enzo. -te haces el cancherito por audios vos- señaló al menor.
Bauti se rió y se removió en los brazos de su madre para que lo bajara. Caminó hasta el morocho y abrazó sus piernas. -eres muy celoso, tío Enzo- murmuró.
-es mi princesita- el castañito volvió a sonreír y, desde abajo, miró al morocho. Le hizo señas para que se agachara.
Cuando Enzo se agachó, Bau se acercó a su oído. -no le digas a mi mami, pero a mí me guta otra nena, no Olí- susurró. Enzo lo miró y sonrió.
-ya me caes bien de nuevo, pendejo- levantó su mano y con el menor chocaron los cinco.
Julián y Nayeli, sin entender nada, miraban la escena con las cejas fruncidas.
-¿Se arreglaron?- preguntó en un susurró el nueve.
Nayeli lo miró, aún confundida. -al parecer, sí- volvió a mirar hacia el frente.