Capítulo 2

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Narra Ayato:

¡Ese estúpido profesor!.

Estuvo todo el rato corrigiendo lo que no debía corregir y poniéndose detrás de mi haciéndome sentir nervioso. Podía jurar que solo se inclinaba para oler mi cabello.

Cuando sali del Salón me sentí libre. Pero tenía educación física así que fui rápido a cambiarme. Una vez en el baño me quite el uniforme y empece a ponerme el de educación física.

Consistía en una camisa manga corta y algo pegada junto con un short que era igual de pegada que la camisa. A quien se le ocurrió esto?. Me sentía algo incomodo de que todos allá afuera me vieran, ya que no hay nadie en los vestidores además de mi.

Cuando guardaba mi uniforme entró ese estúpido profesor. Me veía como si sabia mis más oscuros secretos y tenía una sonrisa socarrona en la cara. Me detallaba de arriba a abajo mientras se relamia los labios, me sonroje y cerré mi casillero de golpe. Sin darme cuenta que lo había sacado de su trance.

Antes de poder salir. Puso un brazo en mi camino. Me pare sonrojado en donde estaba y el me agarro de la cintura tomandome por sorpresa. Me acerco a el y me miro fijamente a los ojos.

—Deberías cuidarte... Hay muchos Zamuros allá afuera—Lo último lo dijo en un tono de burla.

Me libere de su agarre y sali corriendo de ahí. ¿Que acaba de pasar?, ¿Por que me puse así?.

¿Que esta pasando conmigo?.

Me fui al gimnasio. Ya ahí nos pusieron a hacer ejercicio. Pero aún sentía una mirada clavada en mi, cuando tuve el valor de voltear me encontré con el maldito profesor. Trague en seco y seguí con los ejercicios.

El profesor llevaba puesto un traje de educación física similar al de la profesora solo que en azul y con el cierre de la chaqueta abajo, dejando ver parte de su pecho.

Después la profesora nos mando a hacer abdominales. Pero, teníamos que tener a alguien sujetando nuestras rodilla para asegurarnos de que no estuviésemos haciendo trampa. Y por ser solitario nadie quiso hacerlo conmigo.

Pero, el profesor estuvo hablando con la profesora y se acercó a mi. Se arrodilló y me agarro de las rodillas, me veía de la misma manera en la que me veía en el baño. Trague en seco de nuevo y intente evitar su mirada.

Al voltear a un lado ahí estaba Taro Yamada. Y lo esta ayudando a hacer los abdominales nada más y nada menos que Osoro Shidesu. La odiaba, el quería quitarme a Taro y no se lo permitiría. Empece a hacer los abdominales con ayuda de Mido, el cual parecía satisfecho cada vez que me acercaba a el y quedaba a centímetros de su cara.

Su respiración chocaba con la mía. Y parecía suspirar cada vez que me veía acostado en el piso. Estaba sudado y cansado, quería darme un baño. Pero me quedé un rato sentado recuperando fuerzas en una banca.

Alguien se sentó a mi lado y me extendió un refresco. Era el, dudé mucho antes de tomar ese refresco pero lo hice,lo abrí y empece a beber de el. Mido me veía con esa sonrisa socarrona que me daba nervios.

—De seguro te esforzaste mucho... Pero espero que cuando estés haciendo ese tipo de cosas conmigo me lo dejes todo a mi... —Río suavemente. Quedé completamente confundido.

—Quieres hacer los ejercicios que se supone que debo hacer en educación física? —Pregunte confundido.

—Que inocente, déjalo así —Se río de mis palabras y tomó de su refresco.

—Para su información, de inocente no tengo nada así que deje de decir esas cosas tontas—Me levante enojado y me fui a bañar.

Como era de esperarse no había nadie. Agarre una toalla y me quite esa ropa, fui a las regaderas y me metí en una. Estaba tranquilo tomando un baño hasta que unos jadeos se empezaron a escuchar.

Sali de la regadera y se empezaron a escuchar más, acompañados con gemidos y un nombre que se me hacía difícil escuchar. Cuando preste más atención...

Ayato~ ah~—Al escuchar eso sali corriendo a vestirme.

Me puse el uniforme rápido y me peine de la misma manera. Me di cuenta de un pequeño mechón rebelde, y intente cepillarlo. Si lo cortaba volvería a crecer y sería lo mismo.

De las regaderas había salido Mido con solo una toalla al rededor de su cintura. Fui a guardar el cepillo y me iba a ir, pero el me detuvo.

—Estuviste escuchando? —Me veía seriamente.

—De que habla? —Intente hablar normal y por suerte si me salió.

—Olvidalo...

Me soltó y me dejó ir. Estará hablando...

¿De lo que escuche en las regaderas?.

~𝙴𝚕 𝚊𝚖𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚙𝚛𝚘𝚏𝚎𝚜𝚘𝚛~ 𝙰𝚢𝚊𝚝𝚘 𝚡 𝙼𝚒𝚍𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora