Capítulo 7

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Narra Ayato:

Estaba caminando hacia la Academia Juno a Osano. Resulta que el estudia en la Academia y me causó cierta felicidad poder estar con mi amigo de la infancia.

Aunque debía seguir con mi plan de emparejar a esos dos. Cuando llegamos a la Academia el dijo que quería recorrerla solo, y lo deje hacerlo. Al llegar al salón deje mis cosas ahí y justamente cuando me iba a levantar. Ahí estaba ese estúpido profesor.

Antes de poder irme me agarro de la muñeca impidiendo que me fuera. Mis manos empezaban a sudar y empece a temblar. Tenía miedo de que hiciera algo como ayer y que está vez si termine en una severa desgracia.

-No quiero esto. No quiero que me tengas miedo solo por que en algún momento mis celos me ganaron. Sabes que deberías hacer, confiar en mi...-Al decir eso el se veía triste. Pero no iba a dar mi brazo a torcer.

-¿Como quieres que confíe en ti cuando casi me violas? -No quería verlo a los ojos. Así que solo baje la mirada.

-Quiero que olvides eso. Por que yo te amo, en estos pocos días has logrado robarme el corazón. ¿Por que es tan difícil de ver? -Una lágrima traicionera se deslizó por su mejilla. Me hizo sentir culpable pero no!, no debo caer!.

-Basta, me hiciste daño y aún quieres que te perdone y que lo olvide, claro que no! -Dije eso mientras forcejeaba por soltar su agarre.

-Entonces no descansare hasta saber que eres mio! -Me jalo hacia el y empezó a besarme.

Era un beso lento y dulce. Pero no podía corresponder. Cuando me dejó de besar podía sentirme libre.

-¡No quiero nada con usted! -Al decir eso agarre mis cosas y me fui del Salón.

La primera hora era de historia. Y la segunda de eduación física. Y prefería la segunda hora que historia. Después de que pasara un rato tocaba eduación física.

Me fui a los vestidores y me cambie, y me fui al gimnasio. Al estar allí me senté en una banca a esperar a la profesora. Cuando llegó todos empezamos a hacer los ejércitos asignados. Osano me ayudó a hacer algunos cuantos. Pero me sentía tan pequeño ante la mirada rabiosa de Mido.

Al terminar los ejercicios me senté en una banca para tomar fuerzas como siempre. Pero alguien se había sentado a mi lado. Era Mido. Se veía enojado.

-Escucha, no te quiero ver con ese chico-Se veía celoso de Osano.

-Y quien es usted?-Al decir eso el alzó una ceja y sonrió de manera socarrona.

-Tu dueño. Y te haré entenderlo pronto-Se levantó de la banca y se fue.

Osano se sentó a mi lado y estuvimos hablando. Nos fuimos a los vestidores y el se baño primero y se fue. Yo siempre me baño de último porque quiero evitar las tontas conversaciones en las regaderas.

Tome mi toalla y me quite la ropa. Me fui a las regaderas y puse la toalla por ahí. Me metí y abrí la regadera dejando que el agua tibia me relajara y me quitara todo el sudor el cual me hacía sentir sucio. Me pase el jabón por todo el cuerpo disfrutando de su relajante aroma.

Se escucharon unos pasos en los vestidores y el sonido de un casillero cerrándose. A lo mejor sea otro chico. Me seguí bañando tranquilamente.

Hasta que alguien movió la cortina que tapaba la regadera.

Solté un gran grito y enseguida tape mis partes. Algo de jabón salpicó a mis ojos. Puse mis manos en mis ojos intentando sacar el jabón mientras lágrimas del ardor que sentía salían de mis ojos.

-Tranquilo, enjuagate la cara-Al escuchar la voz me di cuenta que era de alguien que no conocía.

-¿Quien eres tú? -Dije mientras abría un poco los ojos.

Solo podía ver una figura borrosa. Pero un cabello Rubió llamó mi atención.

-Yo soy Aso Rito... Perdon por lo que hice. Es que pensé que alguien había dejado la regadera abierta.

~𝙴𝚕 𝚊𝚖𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚙𝚛𝚘𝚏𝚎𝚜𝚘𝚛~ 𝙰𝚢𝚊𝚝𝚘 𝚡 𝙼𝚒𝚍𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora