VIII

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Jungmin estaba bastante emocionado por el día de hoy, Changbin le dijo que irían de viaje, a un pueblo muy lejano, más lejos que el suyo.

―Ya está el equipaje, comida, agua, algunas ropas y... ―Jungmin estaba asintiendo a todas las cosas, él también alistó su equipaje, él solo, eso fue una subida de dopamina para Jungmin ―mi arco y flechas.

A lo último fue lo único que no pudo estar igual que Changbin, jamás tuvo la oportunidad de tener un arco y flechas, claro el hecho de no tener nada de puntería y casi lastimarse con una flecha en su adolescencia le impidieron practicar con el arco.

Bueno, si ahora lo pensaba no debió dejar las clases de arco.

―Yo no tengo nada con que defenderme ―dijo cabizbajo, quería ser independiente con Changbin, al menos en ese ámbito. Porque desde que hizo el intercambio siempre dependía de Changbin.

―Toma este cuchillo ―le entregó el objeto, Jungmin levantó la mirada, viendo los ojos de Changbin ―Esto ayudará a que te protejas, tal vez no a la lejanía, pero estarás bien.

Jungmin asintió, Changbin le hablaba como a un niño pequeño, aunque muy en el fondo si lo era. Si lo comparan con cualquier niño de cualquier pueblo, saldría perdiendo.

No tenía los conocimientos en las tierras, tampoco el peligro de caminar por rumbos cuya posesión es de los bandidos, no sabía cocinar ni una papa hervida, mucho menos arreglar una ropa, no sabía cómo curar una herida.

―Gracias, si es necesario usarlo lo haré muy bien.

Changbin le sonrió, aunque un pequeño sonrojo estuvo en sus mejillas, desde el día que Jungmin le dió ese cumplido se sentía apenado por seguir mostrando su sonrisa. No era porque no le gustaba, si no porque Jungmin no paraba de mirarlo cuando sonreía.

Justo como estaba pasando ahora.

―Debes dejar de mirarme o me gastaré.

Jungmin sonrió aún más, le gustaba ese lado tierno y apenado de Changbin, su personalidad no iba en el mismo sentido que su cuerpo.

Y por eso estaba muy agradecido.

―Está bien, pero solo porque no quiero gastarte ―una rista se escuchó, seguido de un sonrojo en sus mejillas.

Este viaje sería muy, pero muy largo. Aún más si seguían con ese plan de casi coqueteo.

Salieron de casa en la mañana y para este momento la luna se hizo presente.

En el camino hablaban cariñosamente, así hablaban aunque ambos lo disfrazaba con simples palabras de futuros amigos.

Aunque la palabra amigos no le agradaba mucho a Jungmin, no sabía la razón, pero simplemente no le gustaba.

Ya estaban por llegar a una cabaña, pero se detuvieron cerca a una montaña, estaban en silencio para seguir escuchando, hasta que se escuchó como la paja era pisada.

―Min, ve a la cabaña ahora.

Jungmin hizo caso, con cautela se fue hasta la cabaña, dónde unos bandidos lo estaban esperando.

Sin poder gritar por el susto, lo sujetaron de manos y taparon su boca.

Para ese momento Jungmin estaba tan asustado que comenzó a llorar, solo se  escuchaba leves hipidos.

―Querido Seungmin, no esperabas que llegáramos aquí ¿Verdad? ―habló con burla.

―¿Dónde se encuentra Changbin? Dudo que dejará a su pobre hermanito solo ―habló gesticulando con las manos.

Jungmin solo se mantuvo quieto.

―Habla ―ordenó, haciendo que otro bandido le quitará aquel paño de la boca.

―Y-yo, ¿p-por q-qué ha-

Fue cortado de nuevo por el paño.

―Me arta tu ironía ―gritó para luego darle una cachetada.

Jungmin sintió su mejilla arder, mientras un frío recorrió toda su espalda, nunca había sentido tanto miedo. Ni cuando desobedeció a su padre.

―¿Quieres otra?

Vió la mano levantarse de nuevo, cerró los ojos esperando el golpe, pero no llegó.

Poco a poco levantó los párpados, viendo como Changbin sujetaba la mano de aquel tipo.

―¿Qué crees que haces idiota? ―dijo con furia.

―Suéltame Changbin.

Changbin le hizo caso, para luego darle un golpe en el estómago, los otros dos bandidos estaban tirados en el piso, Changbin los había atacado y Jungmin ni siquiera se dió cuenta.

En unas esquivadas más, Changbin logró darle con el cuchillo al sujeto, haciendo que este se retorciera de dolor.

―Te dije que nunca más quería ver tu cara ―el enojo seguía en Changbin, mientras de su labio salia sangre por recibir un golpe ―Vete, si no quieres que tú y tus hombres no regresen vivos a casa.

Los tres chicos vieron a Changbin con miedo, tratando de correr con las heridas que les hizo.

Cuando se fueron, Changbin pasó a preocuparse en demasía por Jungmin. Acercándose lo más rápido que sus pies le dieron.

―Perdóname, no debí dejarte solo ―desató a Jungmin, para luego quitarle el paño en su boca.

―¡C-changbin! ―se abalanzó a su cuerpo, dejando salir los sollozos que estaban en su garganta.

Changbin le correspondió el abrazo, Jungmin necesitaba desahogarse, le dió leves palmaditas en su espalda, quedándose en una posición para nada cómoda.

―Tranquilo, ya se fueron.

Lo levanto del suelo, dirigiéndose a la cama, lo acostó en ella y luego se metió a la misma.

―No dejaré que te hagan daño ―lo jaló del brazo para que pueda apoyarse en su pecho, así formaron un abrazo.

Jungmin restregó un poco su rostro en el pecho de Changbin, como un pequeño gatito en busca de cariño.

Changbin dirigió su mano libre para acariciar los cabellos de Jungmin.

Así logró dormirlo, Jungmin con el corazón muy acelerado, tanto por el susto y por las mariposas que revoloteaban en su interior.

Por otro lado, Changbin sintió una calidez en su corazón. Ver a Jungmin así de vulnerable le hizo hervir la sangre.

Su corazón se achicó cuando vió la cara empapada en lágrimas de Jungmin. Odiaba esa sensación.

"¿Cómo se le llama a este sentimiento?"

Changbin trató de ver a Jungmin aunque le fue complicado hacerlo, pero pudo hacerlo.

Su corazón palpito en emoción, ver el rostro sereno y en paz de Jungmin lo llenó de...

¿Felicidad?

¿Felicidad?

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23/01/24

Gemelos Kim [Chanmin/Changmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora