XXXII

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Pasaron dos días, y ya era el momento, el día de la ejecución. La verdad fue mostrada y por medio de votación, se encontró la solución al problema.

Debían darle la pena máxima al Rey.

Debido a los cargos que se le impugnan, por dos traiciones.

Todos se encontraban reunidos de nuevo, tal cual aquella ejecución del ladrón, pero esta vez el acusado ya no tendría una salida.

―Trae al prisionero ―ordenó el príncipe, quien se encontraba junto a Seungmin.

Los soldados hicieron una reverencia, cumpliendo la orden fueron a la cárcel.

―Me siento raro al estar aquí ―susurró Seungmin ―No me gusta el público.

―Solo es un momento, además eras tú quien quería esto ¿Verdad?

Seungmin no pudo contestar, porque después de todo, le tenía un fuerte rencor al Rey.

Dos soldados vinieron corriendo, mientras los demás se alejaron de la zona.

―¡Príncipe, el traidor huyó!

□ □ □

Se encontraban a gran distancia, con el Rey completamente dormido les fue imposible ir más lejos.

―Rey... Debe despertar ―movió el hombro del Rey, haciendo que despierte.

―Señor el barco ya está aquí, debemos huir ―indicó un muchacho, tratando de que el Rey suba al barco.

El Rey logró despertar por completo, sintiendo un nudo en su pecho.

―Yo no iré a ningún lado ―dijo entre dientes, reteniendo la ira en su ser ―trabajé mucho para ser Rey, no pienso huir ahora, debo recuperar lo que es mío.

Hizo puño sus manos, mirando despectivo el barco.

―¡Debemos escapar, lo van a ejecutar!

―¿A dónde quieres que vaya? ¿A china? ¿Japón? ¿Inglaterra? ¿¡A dónde mierda quieres que vaya!? ―su rencor explotó, no podía permitir volver a su pasado, no podía.

―Señor...

―No volveré a la miseria de donde vine, no cometí esos crímenes para volver a comer sobras ―se resistió a subir al barco.

―Por favor, mi rey, debemos escapar.

Siguió rogando una y otra vez, pero el Rey no podía considerar esa opción, solo podía recordar su vida de antes, las veces que lo despreciaron, el día que buscó comida en los desechos.

No cambiaría un plato de arroz por una manzana podrida.

―¡Debo recuperar mi reino!

Los pensamientos del Rey no podían estar más desordenados, mostrando fragmentos del pasado y el presente.

Recordando los días que estiró la mano para recibir la sobra de un plato de comida, esperar sentado en las afueras de las casas para recibir puras sobras.

Usar ropa desgastada y ahuecada, pasar días en el frío y la lluvia, no tener un techo donde vivir.

―¡No volveré a la miseria de donde nací! ¡No volveré a ser un pordiosero!

El muchacho se quedó quieto, sin decir una palabra, creyó que el Rey era un traidor chino, pero que a la final era un noble.

―¿Usted no es un noble?

―¡Si lo fuera no habría venido aquí, no habría matado a un noble para tener su riqueza!

―¿Usted-

Gemelos Kim [Chanmin/Changmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora