Gemelos Kim [Chanmin/Changmin]

XXVIII

Eran muchos, Seungmin sabía que esto era una mala idea, pero le encanta tomar riesgos, además es la única forma que se le ocurrió para que Chan vuelva a hablarle.

―Min, es mejor desertar, esto no funcionará, nuestros hombres son la mitad de ellos ―aviso Changbin, mirando a los soldados luego a sus hombres.

―¿Ves ese pequeño pelotón? ―señaló con su dedo ―debemos disfrazarnos de ellos.

Changbin no respondió nada, no tuvo tiempo, Seungmin camino rápido donde los chicos y les dijo su plan. Claro que ellos querían negarse, pero era la mejor manera para que nadie salga herido.

Todos comenzaron a bajar de la montaña, estaban a una distancia bastante grande, así que nadie podía verlos, tenían suerte de que esos soldados estén lejos de los demás.

Se acercaron al pelotón, siendo los más silenciosos posible, cuando la mayoría se encontró esparcida por el lugar comenzaron a atacar.

Los soldados no tuvieron ni tiempo de gritar, todos estaban tirados en la tierra.

Con mucha prisa se cambiaron de ropa, cualquier cosa podría pasar en segundos. Ataron a los soldados de manos y pies, también taparon su boca.

Dejaron ese lugar para ir donde los demás, no podían quedarse ahí.

Cuando se encontraron con los demás vieron como el barco se aproximaba. Seungmin vio a todos los soldados, ninguno de ellos estaba tapado de la cara, solo sus hombres, con una seña les indicó que se quitarán la tela.

Volteó de nuevo para seguir observando a todos, viendo a lo lejos a...

Chan y Jungmin.

□ □ □

El barco se aproximaba, los soldados estaban preparados, nada podía salir mal.

Ninguno debía defraudar al Rey, ninguna moneda de oro podía ser robada.

El barco atracó, los marineros comenzaron a bajar todos los baúles llenos de oro, era sorprende que el barco no se hunda por toda la cantidad de oro.

En total eran quince baúles llenos de oro, suficiente para que una familia entera viva un siglo sin preocupaciones.

Los soldados sacaron una bolsa para llenarla de oro, sería imposible que puedan llevar los baúles entre cuatro soldados, era demasiado pesado como para que lo logren.

Quince soldados se fueron a cada baúl, llenando las bolsas de su pelotón.

De parte del "pelotón" de Seungmin era Minho quien llenaba las bolsas.

Nadie se dió cuenta de los impostores, cuando los baúles estaban vacíos fue que comenzaron a caminar hacia el palacio. Todos tenían una bolsa llena de oro, incluyendo Chan y Jungmin.

Ambos chicos estaban aliviados de que Changbin ni Seungmin vinieran a robar, los habrían atrapado y sería un completo caos.

Aunque en el fondo querían verlos una última vez.

Cuando se encontraban a medio camino, vieron como algunos soldados se alejaban poco a poco de los demás. Quisieron decir algo, pero a lo lejos vieron a Changbin y Seungmin.

Los corazones de ambos se agitaron, tanto de la alegría de verlos como los nervios de que los descubran. Dejaron de ver a los chicos, deseaban que pudieran llevar ese oro a su pueblo, el Rey seguramente ni se daría cuenta.

Todo seguiría yendo bien, si tan solo el sonido de una rama siendo pisada no se hubiera escuchado. La mayoría de soldados se puso alerta, viendo a todos lados, hasta que vieron como un pelotón se alejaba del resto.

―¡Vayan por ellos! ―gritó el general.

Changbin y los muchachos corrieron tan rápido como podían.

―¡Respaldo! ―gritó Seungmin, llamando a los demás, sin que los soldados se dieran cuenta, decenas de flechas descendieron de la montaña.

Los soldados cayeron heridos, los que lograron esquivar las flechas continuaron con la persecución.

Los muchachos se adentraron al bosque, separándose en grupos de a dos para que tengan más probabilidades de ocultarse.

Changbin y Seungmin quedaron en equipo, escapando lo más rápido que podían, aunque por el sonido de otra rama, que está vez Changbin piso, lograron dar con su ubicación.

Los soldados comenzaron a perseguirlos, corrieron lo más rápido que podían, pero Seungmin estaba muy cansado.

―Bin, debes irte ―dijo jadeando, nunca le gustó correr tanto.

―No te dejaré ―tomó la mano de Seungmin y comenzó a llevarlo a la fuerza.

―Ya lo sé ―se soltó del agarre ―pero es mi única oportunidad de ver a Chan.

―¡Existe otra manera! ―gritó desesperado, su hermano quería ser atrapado, una completa locura.

―Sé que la hay, pero quiero saber si le importo a Chan, por favor Changbin ―suplicó, mientras se quitaba la bolsa ―Quiero que me saques de la cárcel, debes seguirnos el paso, si Chan no viene donde mi ―le dió la bolsa a Changbin, sacando de ella una tela ―sácame de ahí.

Changbin no pudo respirar nada, una flecha impactó con su brazo, sacándole un quejido de dolor.

―¡Vete! ―le gritó Seungmin, haciendo que Changbin escape, con la flecha aún en su brazo.

Los soldados se acercaron.

―Veo que al fin te atrapamos ―dijo un soldado, el mismo que lo siguió aquella vez en el Río ―quiero que le quiten esa estúpida tela ―exigió, Seungmin no se movió, solo esperaba escuchar la voz de Chan.

Un soldado extendió su mano hacia su rostro, estuvo apunto de quitarle la tela hasta que alguien habló.

―Déjenlo, hay que llevarlo así como está ―habló Jungmin, mirándolo fijamente.

Agarraron a Seungmin y se lo llevaron con ellos, Seungmin no se resistió, camino con ellos hasta el palacio.

Chan estuvo mirándolo todo el tiempo, tenía tantas preguntas que no sabía por dónde empezar.

¿Cómo se dejó atrapar? ¿Qué planeaba con esto? ¿Por qué no peleaba?

Eran las principales preguntas que tenía, incluso recordó la primera vez que se encontraron, Seungmin no dejaba de luchar para poder escapar.

¿Dónde estaba ese Seungmin?

Al llegar al palacio lo primero que hicieron fue meter a Seungmin a la cárcel, con dos soldados de guardia.

Chan estaba muy nervioso, quería ver a Seungmin y que responda a todas sus preguntas.

―Jungmin... ―entró a la habitación del príncipe ―necesito-

―Ya sé, llamaré a los soldados, la llave de cualquier celda está en la puerta principal ―indicó, para luego ir donde los soldados.

Chan tenía que hablar con Seungmin, debía hacerlo.

26/02/24