III

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Seungmin levantó la mirada, no entendía la razón de dichas palabras, hasta que el chico que cubría su rostro se quitó aquella tela.

Lo vió sin entender, hasta que recordó haber visto ese rostro, era igual a él cuando se veía en el agua del Río. Su propio reflejo, no entendía nada, era demasiado confuso.

Ni siquiera podía formular una pregunta, todos sus pensamientos estaban revueltos.

―En este momento no sé que decir ―expresó Jungmin, su mente estaba en blanco, esto era muy sorprendente.

―Príncipe, existe una posibilidad que este ladrón sea su hermano.

Las palabras de Chan no aportaba nada, si aquel ladrón era su hermano quería decir que su querido padre le mintió sobre la existencia de su hermano.

―Eso no puede ser, papá, digo el Rey no sería capaz de dejar a un hijo, a su propio hijo ―estaba rotundamente negandolo, su papá no lo haría.

―Si no es así, puede que el Rey lo comprará a usted.

Eso fue mucho peor, como meterse al Río en plena madrugada.

―Es peor esa situación.

―Seguramente es la más acertada, conociendo al Rey ―expresó con odio.

―Del Rey no tienes derecho de hablar.

―Claro que tengo derecho, tengo derecho de reclamar y juzgar al Rey, un maldito codicioso que solo piensa en él.

Jungmin estaba tan furioso que hablarán así de su padre que quiso golpearlo, pero Chan lo sostuvo para que no lo hiciera.

―Jungmin debes calmarte, no debes perder los estribos.

―Si, si, si principito, no debes manchar tus manitas con la sangre de un rufián.

―Eres un imbécil.

―Si vivieras mi vida serías igual de imbécil.

Jungmin no sabía de dónde sacó esa idea o si la furia que sentía le hizo decir lo que dijo.

―Puedo vivir tu vida y ser el mismo de ahora.

Seungmin estaba más que burlón, sabía que está oportunidad no debía desaprovecharla, ya que son iguales podrían intercambiar sus vidas.

―Entonces házlo, desatame y ven conmigo al pueblo, Bin te mostrará lo que debemos hacer para ganar la comida de cada día.

Para ese momento Jungmin se estaba arrepintiendo, pero su orgullo era más fuerte, no debía retroceder.

―Está bien, pero tú descubrirás que el Rey no es un maldito codicioso.

Seungmin estaba con una sonrisa socarrona, al entrar al palacio tendría libertad de robar varios artículos de oro. Así al volver al pueblo podrá tener más para alimentarlos por todo un año.

―Lo haré, solo que yo no veré lo que tú dices.

―No puede hablarle de tú al príncipe.

―El príncipe ahora seré yo, hasta que Jungmin soporte.

Jungmin tenía los labios fruncidos, quería gritarle muchas cosas, pero no quería mostrar que él se portaba de esa manera.

―Chan, suéltalo, vamos donde... ¿Cómo se llama?

―Changbin.

□ □ □

Changbin llegó con un buen botín, las embarcaciones del Rey siempre tenían mucho oro.

Gemelos Kim [Chanmin/Changmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora