Mattheo
Desperté con un dolor de cabeza de perros. Lo increíble fue cundo abrí los ojos y vi que no era mi habitación. Estaba en una habitación enorme, la cual apestaba a vainilla. A mi lado no había nadie, pero estaba claro que era de una tía, ya que pude ver que de los armarios sobresalían vestidos. Me levanté de la cama y fui al baño a mear, al salir de este vi un escrito con fotos a los lados. Me acerqué a este, y no me lo podía creer. Estaba en el cuarto de Charlotte, ¿me había acostado con ella y no me acordaba? Por Merlín, soy un desastre.
Busqué mi ropa, ya que lo único que llevaba era una sudadera, que creo que era de Charlotte, y una toalla en la cintura. Que desastre. Mi ropa estaba en el suelo del baño, apestaba a whisky. Mis calzoncillos eran lo único que estaban secos, los cuales los había encontrado colgados en el pomo de la ventana del cuarto.
Aún así no podía salir del cuarto de Lupin en calzoncillos. Cualquiera me viera así iba a malpensar, y aquello no me vendría bien ni a mi ni a ella. Asomé la cabeza fuera del cuarto, y gracias a Merlín, por allí pasaba mi querido hermano. No sabía lo que hacía en la zona de chicas, pero en ese momento no se lo iba a cuestionar.
—Tss, Tom— lo llamé. Este se giró, y me vio. Frunció el ceño muy confuso.
—¿Qué haces en la habitación de Charlotte?— Puso una cara de susto espantosa, como si hubiese visto un fantasma.— No te la habrás... ¡Quieres que te mate!
—Tranquilízate, no es lo que crees. Creo.— Dije.
—¿Crees?— Abrí más la puerta y cogiéndolo de la espalda lo metí conmigo en el cuarto.— Mattheo, hazme el favor de explicármelo.
—Hermano, de lo último que me acuerdo es de estar bailando con Theo en la habitación con una copa en la mano. El resto es un recuerdo borroso. Creo que me duché...— rasqué mi sien— pero no sé.
—No creo que os hayáis acostado. Charlotte no follaría contigo, y menos ayer.— Dijo como si lo supiera bien. Levanté las cejas como sorpresa irónicamente. Si él supiera lo que pasó la noche de la última fiesta...
—Bueno, ¿podrías traerme el uniforme para que no vaya desnudo por la sala común? Por favor.
—Vale. Me debes una.
Se fue del cuarto. Me tumbé en su cama y me puse a hacer memoria, y a avergonzarme de que me haya visto así. No me importa que me vean borracho y haciendo tonterías mis amigos, pero aún así me avergonzaba. Me gustaba mostrarme como un tipo duro, sin corazón, frío, que en verdad soy un poco así; pero, mostrar mi lado gracioso o vulnerable, me hacía sentirme débil y poco respetado ante las personas. Toda esa ideología venía por parte de mi padre, puede que no sea la mejor para un chaval de mi edad pero así nunca me hará nadie daño.
Al fin llamaron a la puerta. Me aseguré de mirar por la cerradura de la puerta quien era, y menos mal que era Tom.
—Toma— me dio mi uniforme al abrir la puerta, le medio sonreí como agradecimiento. Me vestí rápidamente y me fui a mi próxima clase, que seguramente llegase tarde.
Me tocaba Defensa contra las Artes Oscuras. Seguramente vería a Charlotte, espero no haber hecho mucho el ridículo la pasada noche. Al entrar en clase, estaban todos sentados, no estaba Charlotte. Entró tras de mí Lupin, el profesor.
Me senté en el pupitre de siempre, y solo pude sacar mi pluma y pergamino ya que los libros los tenía Charlotte.
—Señor Riddle, ¿y Charlotte?— me preguntó el profesor. Levanté los hombros como señal de que no tenía ni idea.
—Está en el entrenamiento de quidditch, profesor.— Dijo Potter. Me giré a verlo y le eché una mala mirada, que mal me caía ese inútil.
—Vaya, priorizando un deporte antes que una lección.— Respondió Lupin.— Gracias Potter, pásale los apuntes de hoy a tu compañera.
—Sí, profesor.
Acabó la clase. Recogí mis materiales rápidamente, y me acerqué a Potter.
—Potter.— Pronuncié con poca gana. Este simplemente me miró.— Yo le puedo dar a Charlotte los apuntes.
—Está bien.— Respondió y se fue.
Salí de la clase y me encaminé a buscarla al campo de quidditch donde seguramente estaría entrenando.
Estaba subida a la escoba, con el sudor correándole por la frente y con el pelo recogido en un moño. Me quedé sentado en un tronco cerca de donde entrenaba. Pasó una media hora hasta que acabó de entrenar, se podría decir que no jugaba nada mal.
Observé como parecía estar discutiendo con la entrenadora, lo deduje por su expresión de enfado hacia esta.
Se percató de mi presencia y frunció el ceño. Se despidió de sus compañeras de equipo y caminó hacia mi dirección.
—¿Qué haces aquí?— preguntó extrañada de verme allí.— Sujeta.— Me dio el casco y los guantes que se acababa de quitar.
—¿Qué pasó ayer?— Forcé una cara seria, para que pareciese que no me preocupaba no acordarme. No me podría perdonar haber follado con ella y no acordarme. Puso la misma expresión que yo.
—No te preocupes que no nos acostamos.— Resoplé.— Tanto te alivia pero bien que me besaste después de decirme que no querías que volviera a pasar. Aclara tus ideas, Riddle.— Agarró de mis manos sus cosas y se giró para marcharse.
—Lupin, vamos— agarré su brazo, esta se giró con una expresión de desagrado.
—Que no, Mattheo. No vas a jugar conmigo, diciéndome una cosa y después haciendo lo contrario. Y al día siguiente viniendo a buscarme insinuando cosas...
—Pero bien que me seguiste el beso, Charlotte. Dices mucho de mí, pero tu no te apartas.— Arqueó una ceja.
—Paso, Mattheo.
—Vamos, no te pongas así— dije. Aquella conversación me pareció tan estúpida.
—¿Así cómo?— Bien, dijese lo que dijese la iba a cagar.
—Pásate más tarde por mi habitación, te tengo que dar los apuntes de Defensa contra las Artes Oscuras.— Dije. Hablaré las cosas con ella en frío, esperaba que me explicase todo. ¿Que porqué me preocupaba tanto? Pues porque sé de las cosas que soy capaz de decir o hacer borracho, y me preocupaba bastante saber que hice o dije con ella.
—¿Por qué no me lo da Harry?
—Me dijeron que te los diese yo.— Contesté y esta vez me fui yo, para que no me dijese nada más.
Charlotte podía llegar a ser irritante, ofendiéndose por todo y queriendo saber las respuestas de todo. Aunque aún así, había algo de ella que me enganchaba, pero no sabía el que. Sabía que tenía que frenarlo de alguna manera, aunque cuando la tenía tan cerca a veces no podía resistir las ganas que le tenían. Estaba tan confuso...
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ingobernable || Mattheo Riddle
FanfictionAntiguos amigos inseparable que por motivos de la vida se distanciaron. Pero ¿será que por coincidir en las clases renacerá su amistad o lo que no es amistad? Se consideran el uno al otro ingobernables. 💞friends to enemies to lovers💞 Advertencia:...