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Mattheo

—¡Ya empieza! ¡Ya empieza!— exclamó la novia de Draco.

Una serie de pelirrojos comenzaron a bailar, dando saltitos, cruzándose de un lado a otro, haciendo filas entre todos, pasando por debajo de los demás. A simple vista parecía que hacían el gilipollas borrachos. Pero al parecer a varios de mis amigos les estaba gustando el espectáculo.

—Hola bonita—. Se acercó uno de los irlandeses pelirrojos a nuestra mesa, especialmente dirigiéndose a Charlotte.

—Hola— rió la castaña.

—¿Bailas?— le propuso con su acento irlandés. Esta giró su cabeza para mirar a sus amigas y reír.

—No sé bailar, lo siento.

—Insisto.— Esta volvió a ver a sus amigas, las cuales le asintieron con la cabeza contentas.

—Está bien—. Se levantó de la silla dándole la mano al pelirrojo. En cuestión de minutos ya estaba entre todos los irlandeses bailando y saltando con sus danzas.

El baile no era para nada sensual ya que era en grupo y dando saltos sin parar, pero al verla bailándolo se me hacía muy atractiva.

Mientras los irlandeses bailaban junto a Lupin, nosotros seguimos bebiendo y charlando, aunque algunos también se unieron a la danza.

—No sé como no se cansan, no paran de saltar y de moverse de un lado a otro— dijo Theodore tras darle un sorbo a su cuarta cerveza.

—Ya.

Pasó un rato, y se paró la música irlandesa. Vi como parte de mis amigos y varios irlandeses se dirigían a mi mesa.

—¡Invito a cervezas para todos!— exclamó un irlandés rubio de ojos azules.

No me hacían gracia los irlandeses, pero si me invitaban a cerveza no me iba a quejar.

Bebimos y bebimos, mientras cantábamos canciones antiguas, bailábamos, y charlábamos de temas diversos. Admito que los irlandeses eran muy simpáticos y graciosos, al igual que borrachos, hasta más que nosotros.

También, me di cuenta como el pelirrojo que había venido antes para invitar a Charlotte a bailar no paraba de hacerle ojitos y sonreírle. Ella le devolvía las sonrisas mientras reía. El pelirrojo se le acercó y le susurró algo al oído, ella agachó el cuello y soltó una risita. La agarró de la mano y se la llevó de aquella sala.

Noté como mi cuerpo se tensó al verlos salir juntos de allí para dirigirse a otro lado del bar. Charlotte me atraía muchísimo, y después de haberme enrollado con ella, lo hacía más aún. Y ese día quería ser yo quien me la follase, no ese irlandés delgaducho y feo. Aunque no me extrañaba que se lo
pudiera follar, habiendo estado saliendo hace tiempo con Fred Weasley que era más de lo mismo.

Pasó un buen rato desde que Lupin se fue, yo ya llevaba muchas cervezas más y había hecho amigos irlandeses y bailado sus bailes.

—Tíos, voy al baño— anuncié.

—Y tías— me corrigió la novia de Malfoy.

—Y tías...— me corregí.

Caminé en búsqueda de los baños. Vi un cartel de "aseos" delante de un pasillo, me acerqué a estos y había solo un baño de chicos y otro de chicas. Antes de entrar al de chicos, escuché un ruido contra la pared del de al lado, puse la oreja y escuché varios gemidos. Por Merlín, no quería habérmelos encontrado. Suspiré, pero entré al baño.

No pude mear tranquilo por todos los gemidos que escuchaba al otro lado. No sabía si me daba asco o rabia. Oí como la puerta de al lado se abrió y como reían ambos.

ingobernable || Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora