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Charlotte

Después de cenar fui a la torre de astronomía, donde había quedado con Sophia para charlar.

Al llegar a la torre, todavía no estaba allí ella, así que apoyé en el balcón de la torre. Me encendí un cigarro, últimamente no fumaba mucho ya que quería dejarlo pero muchas veces no me podía resistir.

—Hola—. Me saludó Sophia después de resoplar, la que se apoyó justo a mi lado.

—¿Qué tal?

—Agotada. No puedo más.

—Cuéntame—. Dije.

Se sacó un paquete de cigarros de la túnica, lo que me sorprendió ya que nunca la había visto fumar antes.

—Estoy muy agobiada con mi relación con Draco.

—¿Y eso?

—Sé que para el tener sexo es muy importante, y por eso lo he invitado este viernes a mi cuarto antes de la fiesta, para hacerlo. Pero no estoy segura.

—Sophia, si no estás segura de hacerlo no lo hagas.

—Pero no es que no quiera hacerlo, es que me da inseguridad.

—¿Inseguridad?

—Sí, por mi cuerpo, por no hacerlo bien, por no llegar a satisfacerlo... Antes no me había pasado con ningún tío, pero, Draco lo veo tan por encima de mí...

—Sophia, por Merlín, Draco no es superior a ti. No puedes pensar eso.

—No lo puedo evitar. Nunca había estado con un chico tan guapo, adinerado y frío.

—Mi consejo es que se lo digas. No le digas tal cual que sientes que es superior, pero dile que te impone un poco y que sientes inseguridades.

—Pero, es que, sé que para él el sexo es imprescindible. Y a lo mejor, si no lo hago con él, me deja o se cansa de mí y se acuesta con otra—. Explicaba. Negué con la cabeza, y puse mi mano sobre su brazo.

—Tía, si Draco se cansa de ti o te deja por eso sería de un completo idiota. Pero, viendo lo tanto que le gustas, te esperará hasta que estes preparada. Créeme.

—¿En serio?

—Sí, ayer estuvo toda la noche hablando de ti.

—Entonces, ¿crees que debería hablar con él?

—Sí, díselo. La base de una relación es la confianza, y si empiezas a guardarte para ti las cosas desde el principio, al final será todo peor. Hazme caso, y háblalo con él, te entenderá.

—Muchísimas gracias, Charlotte—. Sonrió de oreja a oreja y me besó la mejilla.— Voy a ir ya a hablar con él, me has transmitido confianza.

—Venga, Soph. Después me cuentas—. Contesté sonriendo.

—¡Sí!— Dijo por ultimo antes de cerrar la puerta de la sala de la torre donde estábamos.

Salí de la torre de astronomía después de fumarme un último cigarro. Desde allí fui hacia la biblioteca donde estaba Cedric. Anduve por detrás suya y le tapé los ojos.

—¿Quién eres?— Tocó mis manos riéndose. Aparté mis manos de su cara, y este se giró y por fin me vio.

—¡Anda! Pero si es la señorita que me tiene olvidado.— Arqueó una ceja.

—Lo siento—. Le puse cara de cordero degollado.

—Anda ven— Me abrazó.

Me sentó tan bien aquel abrazo. Para mí Cedric era como un hermano, con el cual sentía que nuestra confianza era plena y que podía contarle lo que fuese sin sentirme juzgada. Y me encantaría contarle lo de Mattheo, y el lío mental que tenía, pero era un tema tan controversial que no sabía que hacer. Aunque sabía que si se lo contaba, él me daría una respuesta.

ingobernable || Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora