La chica del supermercado

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Gracias por comprar en supermercados Idol. Vuelva pronto.

Ahora que terminó de completar sus estudios de maestría, Freen consiguió un trabajo como cajera en un supermercado para ayudar a su mamá a pagar las facturas. Como tiene otros dos trabajos sólo está en el supermercado lunes a viernes 7 a 11 de la noche.

Becky no tiene ninguna razón para ir al supermercado excepto ver a la cajera que le robó el corazón. La primera vez que la vio fue por casualidad. Estaba de camino a una cena y no tenía nada para los anfitriones así que se detuvo en el supermercado para comprar un vino. Freen estaba rellenando mercancía cuando Becky se acercó.

- ¿Señorita, entre estos dos vinos cuál me recomienda? Freen se levantó para verla ya que estaba de rodillas y quedó vislumbraba por la belleza de la chica.

-D-Disculpe, trabajo aquí pero no sé nada de vinos.

-Tranquila no espero que sepas nada de vinos. ¿Sólo quiero saber en tu opinión cuál de estos dos te gustaría? Freen miró ambas botellas y señaló la botella que Becky tenía a su izquierda.

-Sólo he probado este y me gusta. Yo no soy de tomar vinos.

-Pues tienes buen gusto. Becky miro su nombre en la camisa de su uniforme. Gracias por ayudarme a escoger, Freen. Freen se sonrojó al escuchar su nombre saliendo de la boca de la chica.

-No fue nada.

-Que pases una linda noche guapa. Becky giró y se fue.

Después de aquella pequeña interacción, por lo menos 2 veces en semana Becky visitaba el supermercado, aunque sólo fuera a comprar una caja de chicles. Distraída entre sus pensamientos y el trabajo, Freen no notó a su admiradora.

-Becky, ¿por qué siempre tenemos que venir a este supermercado de mala muerte? Comentó su amiga.

-No sé por qué te haces la digna Jessica. Antes trabajabas en un supermercado. ¿O se te olvidó? Jessica no comentó más.

Becky hizo su rutina de siempre: miró rápido a las cajeras para asegurarse de qué su objetivo estaba trabajando, fue por los pasillos buscando algo para comprar y luego paso por una caja registradora para pagar. Becky trataba de qué siempre fuera con una cajera diferente para no asustar a Freen. Hoy fue diferente.

Jessica agarró unas papitas, bebidas y unos dulces que se le antojaron y se metió en la caja registradora al lado de Freen. Freen se veía más distraída de lo acostumbrado. De momento el supervisor llamó a Freen.

-Freen, puedes venir un momento por favor? Ella asintió. Becky notó que Freen estaba preocupada.

-Vengo ahora. Cualquier cosa aquí está mi tarjeta. Jessica la miró cuestionándola.

-Adónde vas Becky?

-Al baño. También se me olvidó comprarle un juguete a BonBon. Antes de que Jessica pudiera decir algo, Becky se fue caminando en la dirección en que se fueron Freen y su supervisor.

-Lo siento Freen, pero no te puedo dar un adelanto. Te puedo recomendar trabajar horas extras, pero sé que tienes otros dos trabajos.

-No te preocupes, Tao. Ya veré cómo resuelvo.

-Toma un descanso de 10 minutos y luego vuelves a trabajar. Becky respiro profundo, esperó a que se fuera el supervisor y se me acercó a Freen.

- ¿Chica, estás bien? ¿Te puedo ayudar en algo?

-A menos que sepas de un empleo que pague el triple que lo que gano aquí, no. Pero gracias por preguntar. Freen la miró. Tu cara se me hace conocida. ¿Vienes mucho a este supermercado?

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