XXXII | Arrepentimientos, tristezas y rencores

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TAZ

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TAZ

Era de madrugada, primero iría a ver a Hannah y después a todos los demás, me sentía como si no tuviera alma, como si lo único que estuviera lidiando con todo esto era mi consciencia pero nada más, quería marcharme y listo, quizás todo sería más fácil si me hubiera ido sin despedirme pero las cosas no son así. Al llegar a la casa de Hannah noto demasiada gente invadiendo la entrada, caminando hacía la entrada evito a las personas que me agarraban o a las chicas que intentaban besarme por lo ebrias que se encontraban.

Al entrar miró a todas las personas drogándose y jugando mientras bebían, yo solo venía a despedirme y tengo que lidiar con todas estas personas. Necesito encontrar a Hannah.

— ¿Taz?, hermano es sorprendente verte por aquí — Palmea mi hombro Jacob, sabía de quién había sido está estúpida idea.

— ¿Dónde está Hannah?, necesito hablar con ella — Le digo casi gritándole ya qué el ruido impedía que habláramos bien.

— ¿Ya te diste cuenta de cuál es tu verdadero bando?, me alegro por ti — Sonríe ampliamente mientras bebía de su vaso —. Esta en su habitación, anda ve con ella

— Mi “bando” está escrito con Evan, no se la razón del porqué te duele tanto, ¿estarás celoso? — Río —. Iré a verla

Me miraba enojado mientras yo lo dejaba atrás yendo directamente hacia la habitación de Hannah, había gente por todos lados, estar en un lugar con tanta gente me sofocaba demasiado, iré a despedirme, le entregaré este cofre y después le advertire sobre Jacob, quién no lo conozca creará que es un amor con las mujeres.

Toco varias veces la puerta y al no obtener respuesta entro sin avisar, encontrándome con una Hannah fumando un cigarro de marihuana mientras miraba a través de la ventana, al verme corre hacia mí sonriendo.

— ¡Eres en quién justo estaba pensando, bienvenido cariño! — Grita abrazándome por el cuello, el olor a alcohol inundaba mi nariz y separándome un poco dejo el cofre sobre una de sus repisas, le quitó el cigarro de marihuana tirándolo al suelo para pisarlo mientras su mirada estaba fija en mí.

— No sabía que fumabas esa porquería, no vuelvas a hacerlo — Hago una mueca.

— ¡Diviértete Taz, venga vayamos a ser la envidia de todos! — Sonríe y se acerca a mí lo suficiente dándome un beso rápido.

— No estaré mucho tiempo, me aseguraré de que estés bien y después me iré, ¿de acuerdo? — La miró fijamente desviando mi mirada hacía el gran escote del vestido negro que usaba, ¿en qué se estaba convirtiendo Hannah?

— ¿Te gusta?, bebamos un poco y después haremos que te olvides de ese Evan por un rato — Me guiña un ojo agarrando una de mis manos para que saliéramos de la habitación.

Salimos y yendo hacia toda la multitud sentía la miradas de todas encima de mí, alguien me había dado un vaso de color rojo con algún tipo de sustancia, era evidente que no bebería. Cruzado de brazos en la esquina solitaria de la casa miraba a Hannah quien bailaba, gritaba y bebía junto a grupo de chicos donde también se encontraba Jacob, debí haberme quedado con Evan hasta el amanecer en lugar de estar aquí.

El café de Hannah | Taz Skylar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora