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Siempre gritaban.

Su asignación soltaba alaridos al resbalar en el lodo, volteó rápidamente para ver si la estaba alcanzando. Y Oh, lo estaba.

Sus pies golpearon el pavimento sólido y comenzó a correr a toda velocidad. Los pies del hibrido de oso rozaban el suelo al perseguirla; sus piernas largas sobrepasaron con facilidad su aterrado intento de correr.

Le jaló un brazo haciendola caer al suelo, de golpe. El sonido que escapó de su boca cuando trataba desesperadamente de levantarse era más animal que humano.

Y Spreen detestaba los gritos.

Sacó dos pares de esposas del cinturon, amarrando los brazos y pies de la victima.

— No, no, no, no —dijo sofocada—. Yo no lo hice.

Ignoró sus protestas, al tiempo que la levantaba de un tirón con brusquedad y la arrastraba por la calle, más allá de las casuchas de madera derruidas.

—¡Yo no fui! ¡Yo no maté a nadie! —sus movimientos se volvieron salvajes, eran casi convulsiones. Tensó sus facciones para dirigirle una mirada que la dejó helada—. Todavía te queda algo de ser humano, ¿no? –estiró el cuello para ver el número en el código de barras de su muñeca.

Se paralizó. Sus ojos volaron del 1-7-8 impreso sobre su piel hasta su rostro y soltó otro grito.

No, no quedaba nada de ser humano en él.

Los alaridos continuaron hasta aventarla al transbordador donde se encontraban los otros miembros de su banda. Las barras metálicas se cerraron con estruendo tan pronto cuando el pelinegro se hizo a un lado. Observó cómo la chica se zambullía hasta el fondo, detrás de dos humanos cubiertos de sangre. Lejos de él.

—Spreen, Uno-Siete-Ocho —ajustó la cámara de su casco—. Asignación asegurada.

"Asiste a Violeta Cuatro-Cinco" ordenó una voz al otro lado de los auriculares que le obligaban a llevar. "Persecución sobre la calle Tortilla."

Salió corriendo por la terracería doblando por un callejón; el hedor a basura podrida flotando en el aire húmedo era tan espeso que quería apartarlo de su cara con las manos, Inhaló una profunda bocanada de aire y la guardó en sus pulmones tratando de bloquear el olor de aquellos tugurios.

Cuatro-Cinco pasó volando frenté a él. dejando ver un rastro liquido detrás de ella; sin duda se trataba de sangre.

Al llegar junto a ella el sonido de sus botas llamó la atención del humano frente a ellos, haciendolo voltear. No gritó. Aún.

Se tambaleó sobre la calle dispareja, un cuchillo cayó de su mano y se deslizó sobre el pavimento. Estaba lo suficientemente cerca del sujeto como para escuchar su despavorida respiración al lanzarse a recuperarlo. Trató de alcanzarlo, pero se puso de pie, dio una vuelta y rebanó su estómago con su navaja.

Saltó hacia atrás al tiempo que la sangre goteaba de su abdomen, y los labios de aquel hombre apuntaban hacia arriba en una sonrisa triunfal, como si fuera una victoria. Spreen resistió las ganas de poner los ojos en blanco, fastidiado.

Violeta se lanzó contra el corpulento humano, haciendo caer a ambos. Él no la había entrenado, eso era obvio. Descuidada e impulsiva. Mal trabajo.

Antes de que Spreen pudiera intervenir, el humano la agarró por el cuello, empujó su casco y clavó el cuchillo directo en su frente. El hibrido no evitó hacer una mueca de dolor mientras la chica balbuceaba cosas sin sentido y se deslizaba hacia un lado; sus ojos dorados y brillosos quedaron vacios al caer a tierra.

Wake up [spiderbear]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora