XXV

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Mini maratón 1/2

Roier salió corriendo hacia la reja en cuanto alcanzó ver la nave en el cielo; el corazón le latía con fuerza en el pecho. Aterrizó a varios metros de distancia y primero salió un chico alto y musculoso, con una chica en los brazos que llevaba puesta una camiseta empapada de sangre. Lo siguió Tina, quien también cargaba a un humano muerto, luego Karl, y finalmente Spreen. Estaba pálido, su rostro duro como una piedra. Karl le dijo algo pero él se pasó de largo como si no lo escuchara.

No podía respirar. No había podido hacerlo desde que Mayichi le informó que la cacería en realidad era de humanos. Le dijo que poco a poco Karl y sus amigos habían estado matando a todos los humanos que encontraban y que traían de vuelta a los que Reiniciaban.

El rostro de Spreen empeoró todo.

Se había forzado a no entrar en pánico, a permanecer en calma y ecuánime, aunque quería gritarles a todas estas personas desquiciadas y estúpidas. Debía esperar y ver cuál era la reacción de Spreen para medir cuán severos eran sus problemas.

Al parecer, los problemas estaban en el nivel en pánico.

— ¡Spreen! —gritó Karl a la espalda del nombrado.

El rostro de él se endureció y lanzó una mirada a Karl sobre el hombro que lo hizo detenerse.

Roier tragó saliva mientras veía cómo se transformaba su rostro y la expresión de entusiasmo y amistad que había tenido por aquí se había desvanecido.

Le tendió la mano mientras se acercaba y el alivio le bañó el rostro. Incluso en medio del pánico Roier sintió una punzada de felicidad porque a Spreen le aliviaba verlo. Entrelazó sus dedos con los suyos y los apretó.

—Ven conmigo —dijo, tirándolo de la mano mientras seguia caminando.

—Me contaron de qué era la cacería —agregó en voz baja al tiempo que caminaban con pasos largos por el complejo.

Sus ojos se cruzaron rápidamente con los de Roier y tragó saliva, asintiendo ligeramente. Apretó más su mano.

Caminaron por la reservación y por la reja de atrás. Había un bosquecillo espeso de árboles frente al lago y Spreen no se detuvo hasta que estuvieron en medio de ellos. Soltó una ráfaga de aire mientras dejaba caer su mano y se volteaba hacia él.

—Debemos irnos. Ya.

Roier vaciló, echando un rápido vistazo a la reservación. Con lo mal que se había puesto, Mayichi podría haber estado de acuerdo con ese plan, pero ¿Y los demás Reiniciados de Karmaland?

No podían dejarlos ahí.

—Roier, van a matar a todos los humanos de las ciudades.

Abrió los ojos más y más mientras Spreen le contaba el desquiciado plan "hemos evolucionado más" de Karl.

Pasaron por su mente visiones de sus padres y Bobby.

—Podría simplemente liberar a todos los Reiniciados e irse —dijo cuando terminó, aunque pudo ver por la expresión en su rostro que Karl no era tan racional.

—Eso le dije.

Se frotó la frente, frunció el ceño hacia la tierra.

—Dijo que no estaba mal matar a los humanos porque ellos nos matarían si tuvieran la oportunidad. Eso me dijo después de asesinar a esos humanos desarmados. No tiene sentido, ¿o sí? ¿Estaría muy mal hacerlo?

—Sí —dio un paso hacia él y puso sus manos en sus brazos. Necesitaba que supiera cuánta razón tenía sobre eso, cuánto necesitaba aferrarse a esa sensación—. Está completamente mal.

Wake up [spiderbear]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora