XIX

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Holaa, este maratón será diario dependiendo los caps para que no los sientan tan pesados y super largos, así q nada, eso. Ojalá lo disfruten.

***

Roier's Pov

Spreen estaba callado.

Estaba completamente quieto junto a él, con la mirada fija con esa expresión que a veces tenía, como si estuviera feliz o como si planeara matar a alguien.

Como fuera, Roier amaba esa mirada.

La gente que los rodeaba comenzaron a pegar de brincos y celebrar a gritos, pero Spreen sólo se quedó viendo. El castaño siguió su mirada.

El letrero de madera debe haber estado clavado profundamente en la tierra anaranjada, pues no se movía, pese a que había un viento brutal. Llevaba por lo menos unos cuantos años ahí y si bien las palabras estaban ligeramente desdibujadas, podía distinguir cada una de ellas:

TERRITORIO DE REINICIADOS
HUMANOS, RETROCEDAN

Pero el Territorio de Reiniciados no parecía más que un terreno llano y seco, con un viento que soplaba en potentes ráfagas. Francamente, Roier no pudo evitar sentirse medio depre.

El Minecraft que conocía era exuberante, verde y llena de colinas. Este Minecraft era plano y anaranjado ¿Quién había oído hablar jamás de una tierra anaranjada?

—Debe estar unos tres kilómetros hacia allá.

Voltearon al escuchar la voz de Mayichi. Se había quitado el cabello largo y rubio del rostro, mientras estudiaba el mapa que les habían dado los rebeldes para llegar a la reservación. Volvió a echar un vistazo a los dos transbordadores chocados que estaban detrás de ella y luego se dio la vuelta y apuntó directamente hacia delante, hacia el espacio vacío.

A lo lejos, el terreno plano se abría hacia una pequeña colina, donde quizás había algo que todavía no podían ver. Sin duda, eso era lo que esperaban; si no, el territorio de Reiniciados comenzaba a lucir muy patético.

Spreen extendió su mano y Roier entrelazó los dedos con los suyos. Cruzaron miradas y el castaño le sonrió; Spreen intentó devolverle la sonrisa, como lo hacía cuando estaba pensando en otra cosa. Un mechón de pelo negro se le escapó de la frente y lo empujó para atrás, sin que pareciera importarle dónde había caído o cuán desaliñado lo tenía, como siempre.

Comenzaron a caminar, y cada tanto los Reiniciados que los rodeaban miraban a Spreen con disimulo.

Todos bajaron el paso hasta quedar ligeramente detrás de ellos y dejaron que Spreen los dirigiera, aunque Roier sabía que él no se había dado cuenta.

Roier estaba seguro de que Spreen se sentía orgulloso de su Uno-Siete-Ocho —la impresionante cantidad de minutos que estuvo muerto antes de que el virus KDH lo obligara a despertar—, pero a menudo parecía que no tenía la más remota idea de cómo lo trataba la gente a causa de ello.

O quizá sólo estaba tan acostumbrado que ya no le molestaba. En lo personal, a él le habría sacado de quicio que todos se le quedaran viendo así.

Wake up [spiderbear]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora