Roier golpeó el tapete e hizo lo que le había pedido: no gritó.Presionó el rostro contra el plástico negro y sus puños aferraron la tela de su camisa, pero no lloró.
Su tarde había estado repleta de heridas, pero estaba haciendo un buen trabajo al no gritar ni llorar. Spreen se arrodilló y empujó la pernera de su pantalón hacia arriba. El hueso salía de la piel.
—En este caso tenes que empujarlo de nuevo pa' adentro.
Él gimió y negó con la cabeza.
—Tenés que hacerlo. Tenés que acercar más el hueso a donde se supone que debe estar, o no sanará bien. Tu piel se cerrará alrededor del hueso y entonces voy a tener que cortarte la piel para abrirla de nuevo.
—Eso es asqueroso —masculló contra el tapete.
—Incorpórate.
Se levantó lentamente hasta quedar sentado e hizo una mueca. Los equipos de entrenamiento a su alrededor volteaban para observar. Al otro lado del cuarto, Shadoune reprimía una carcajada con la mano.
Spreen se concentró en Roier otra vez.
—Sólo volvelo a empujar hacia adentro.
—¿Nada más?, ¿Empujarlo para dentro?
—Dame tu mano.
Deslizó su mano en la de él. Se sentía tibia y no tan perfecta como la imaginó. Pensaba que lo ricos debían tener manos suaves, libres de cualquier marca. No tenían que hacer ningún trabajo manual duro como la gente de los barrios bajos.
Estaba seguro de que Roier no había construido una barda ni trabajado en una granja de algodón en toda su vida.
Pero sus manos eran más toscas que las de él, y cuando volteó su palma hacia arriba vio pequeñas cicatrices en sus dedos. Las cicatrices de la vida humana nunca desvanecen.
—Así —colocó su palma sobre el hueso. Lo empujó hacia adentro, con fuerza, y apretó una mano sobre su boca para sofocar un grito.
Volvió a colapsarse sobre el tapete, mientras un suave gemido se escapaba de su garganta.
Spreen sintió una punzada de culpa. Otra vez esa culpa. No sabía si le gustaba.
No fue su intención romperle la pierna. Era una buena experiencia de aprendizaje, una que con el tiempo habría necesitado, pero había sido un efecto secundario infortunado el que sus movimientos no fueran tan veloces como le había pedido.
—Vas a tener que aprender a moverte con más rapidez —creo que la intención era decirlo como disculpa. No salió bien—. Quiero decir, yo no... —espera, no se disculpaba con los novatos.
Estaba ahí para enseñarle. Él necesitaba saber cómo volver a meterse el hueso. Roier rodó de espaldas y lo miró divertido. Bueno, diversión con un toque de dolor candente.
—Si me pides una disculpa cada vez que me lastimes, no estarás haciendo otra cosa.
Una risa surgió desde su pecho y volteó para que Roier no pudiera ver la sonrisa en su rostro.
—Levantate —dio un salto.
—Todavía tengo rota la pierna.
—No me importa. Levántate. Si te quedas ahí tirado en el campo de operaciones, te romperán la otra pierna y entonces estarás perdido.
Se puso de pie con paso vacilante—. ¿De verdad está tan mal allá fuera? —trató de mantener todo su peso sobre su pierna buena.
—Eso depende.
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Wake up [spiderbear]
FanfictionSpreen nunca ha desobedecido antes, y sabe que, si lo hace, lo matarán. Sin embargo, nunca se ha sentido tan vivo como cuando está cerca de él.