XXVIII

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Este cap es suuuuper largo :// para que vayan mentalizándolo jijajsj

***

El transbordador comenzó a descender al acercarse a Karmaland, y Karl apagó las luces para que no los descubrieran. Roier se sentó atrás, junto a Dream. Los demás hablaban en voz baja en la sección del piloto.

Recargó la cabeza contra el muro de metal y cerró los ojos.

¿Por qué te aflige haber matado a un humano, pero no te molesta que yo haya matado a docenas?

Las palabras de Spreen le daban vueltas en la cabeza, exigiendo su atención.

¿Por qué no te causa problemas mi falta de sentimiento de culpa?

Roier siempre creyó que, en el fondo, se sentía culpable, solo que no lo mostraba. ¿Quizá se sentía culpable y ni siquiera lo sabía?

Quizá deberías ver quién soy, en vez de quién desearías que fuera.

Se pasó los dedos por el cabello. Si bien era cierto que le gustaba Spreen tal como era, también lo era que creía que cambiaría cuanto más tiempo pasaran lejos de CAHR. Había creído en que tendría más interés en la gente. Creyó que le emocionaría usar las habilidades que CAHR le había enseñado para ayudar, en vez de matar.

Miró a Dream junto a él y se le ocurrió por primera vez que podría conocer a Spreen mejor que él mismo. Lo conocía desde hacía años, desde que era un novato.

Se dio cuenta de que lo observaba y le echó una mirada extraña.

—¿Cómo era Spreen de novato? — preguntó en voz baja.

—Diminuto, callado —hizo una pausa, mientras pensaba—. Aterrado.

—¿Aterrado? —repitió escépticamente.

—Sin duda —dijo con una carcajada—. Todos andaban alborotados por su número y él era tan joven. Y estaba tan malditamente traumado por la manera en que había muerto que cualquier ruido lo transformaba en un enorme lío de nervios. Siempre estaba tratando de ocultarse en los rincones y debajo de las mesas.

El pecho se le hizo un nudo hasta que le costó trabajo respirar. No podía imaginarlo así. Incluso a los doce años no lo imaginaba agachándose debajo de las mesas, asustado.

—Casi no lo elijo —prosiguió Dream—. Quería el número más alto, pero me preocupaba no poder ser lo suficientemente duro con él. Me sentía mal.

—De verdad no puedo imaginarlo —dijo en voz baja, mirando al suelo.

—Claro que puedes. Te pasó lo mismo.

—Sí, pero yo tenía diecisiete años y no tuve que entrenar a nadie. Solo hice lo que me dijo Spreen.

Todavía hacía todo lo que le decía Spreen. Se dio cuenta de que una gran parte de él esperaba que se convenciera de salvar a los humanos y que le dijera exactamente cómo hacerlo.

Pero Spreen tenía razón. Roier era el que los quería salvar, el que necesitaba salvarlos, así que él tenía que ser el que se hiciera cargo de ello.

Si no se sobreponía, terminarían por seguir a Karl a las ciudades para matar a todos. No sería por culpa de Spreen, sino suya.

Volvió la atención a Dream con el ceño fruncido.

—Si estaba tan aterrado, ¿por qué le disparabas tanto?

Una mirada de irritación le cruzó el semblante.

Wake up [spiderbear]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora