CAPITULO 1

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CAPITULO 1

Dos años después...

—Aquí está la esposa...

Forcé una sonrisa uniendome al círculo de esos hombres.
Darien me miró y sonrió de boca cerrada.
Parecía un poco molesto, tal vez porque ingerrumpí su charla de trabajo.

—Ho...hola.

Su jefe me sonrió dándome una palmada en la espalda.

—Hace tiempo que no te veíamos Serena, ¿Cómo te va?

—Oh bueno, bien —miré a Darien—. Me ha ido bien.

—¿Sigues siendo la señora de la casa?

Dicho eso hubo risas.

—De hecho... Estoy terminando mis prácticas...

—Oh ¿de verdad?

Asentí.

—Dentro de poco seré una enfermera. —comenté orgullosa.

—Entonces será un placer ser atendido por ti en el hospital.

Los miré.
¿No sabían de mi vida? ¿A caso Darien nunca les comentaba de mi?
Digo, yo siempre les hablaba a mis compañeros sobre mi esposo, sobre su destreza en sus proyectos. Hablaba de Darien como si él fuera un dios para mí.
¿Él hacia lo mismo conmigo? ¿Hablaba de mi con sus amigos o compañeros?

—De un hospital Psiquiátrico —respondí ganándome el asombro de algunos—. Seré enfermera en un hospital psiquiátrico.

Hubo unos segundos de silencio.
Darien se aclaró la garganta.

—Como se lo comenté a Serena, ser enfermera de un hospital Psiquiátrico será agotador y un poco loco.

Unos se rieron y otros aún seguían mirándome.

—Es un orgullo.

El comentario del jefe de Darien sorprendió a todos.

—Chiba debes sentirte orgulloso por tener a una mujer como lo es Serena —me señaló—. Ser enfermera de un hospital Psiquiátrico debe ser un orgullo.

—Solo es cuidar a personas locas —comentó uno del grupo.

—Como tu —murmuró Darien—. La gente que dice estupideces es considerada como locos mentales.

Todos se rieron e incluso yo.
Me gustó la forma protectora en la que Darien me abrazó.
Protección, defender.
Darien aún hacia todo eso, a pesar de que una pizca en mi corazón me decía que estaba mal.
Darien actuaba de una manera diferente en lugares diferentes.
En casa era una persona.
Fuera de ella lo era también.
En casa de sus padres actuaba amoroso.
En su empresa actuaba como un profesional.
Y a solas conmigo... Bueno, había muchas cosas que decir.

Miré a mi esposo y le sonreí. Me respondió de la misma manera, y de nuevo su charla de trabajo continuó.

Supongo que lo sabes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora