CAPITULO 15

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CAPITULO 15

—Serena. Esto es para ti.

Miré a Mina sosteniendo aquel arreglo floral. Demasiado grande.
Tomé la dedicatoria, la leí y después la tiré a la basura.

—Donalas —señalé—. Repartelas para que sirvan de adornos en los floreros de las salas.

Mina, Amy y Kelvin parpadearon ante mí comentario.

—Pe...pero son de tu esposo ¿no? Es tu esposo quien te lo ha regalado.

Asentí.

—Si, es él, pero no pienso aceptarlos.

Los tres se quedaron callados, Endymion quién estaban leyendo un informe se quedó boca abierto, justo como todos los demás.

—Pero... ¿Por qué?

Mina miró el enorme arreglo que sostenía en sus brazos. Era bonito, debo admitirlo pero no era lo suficiente para hacerme borrar todo lo que había sucedido en estas semanas.
Darien seguía estancado en trabajo, lo veía por las mañanas y alguna que otra vez por las noches. En mis días libres él solo parecía más agobiado con querer pasar tiempo conmigo o continuar con el trabajo pero más bien se inclinaba por la segunda opción.
Darien intentaba, según él, querer seguir con nuestro matrimonio pero realmente no lo estaba intentado al cien por ciento.
Seguía con su trabajo, y al parecer no había hablado con Rei Hino. Podía ver como ambos parecían felices cuando los fotografeaban por alguna reunión importante en su trabajo. Rei siempre estaba a su lado.
Fue una molestia, pero ya me había cansado de reclamar por algo que Darien no tenía la fuerza de frenar.

—Iré al área de Psicología —informé, tomando mi carpeta y sonreirles—. Por cierto Min, cuando lleguen este tipo de arreglos, no dudes en donarlos, no los traigas directamente hacia mi por favor.

Mina desconcertada asintió.

Al llegar al consultorio de Luna, ella me sonrió encantada.
A empezado a ser mi psicóloga durante estas semanas. Lo había decidido porque lo necesitaba. Estaba dejando que mi desgracia me afectara en todos los sentidos, así que mi mejor opción fue empezar con terapia, le confesé todo mis problemas con Darien, como me sentía, y los sin fines de pensamientos.

—Pareces no tener buena cara —comentó—. ¿Como va todo?

Me encogí de hombros.

—De nuevo sus obsequios.

—Oh, parece ser bueno y a la vez malo. ¿Has intentado hablar con él?

—Lo intentaría por supuesto, pero de nuevo su trabajo lo consume. No logro verle hasta en la noche cuando estoy muerta de cansancio.

Luna asintió.
Al principio con mis sesiones de terapia, Luna puso en pie hablar con claridad sobre mi matrimonio con Darien pero había una parte en mi que se negaba a seguir intentando una relación. Ya se había cansado por completo por querer llamar la atención de Darien, simplemente dejó que todo fuera más normal. Talvez si desde un principio me diera por vencida, podía ver con claridad de qué Darien no haría nada para salvar nuestra relación.
Así que a pesar de dolerme, yo ya no haría nada por salvar esa relación.

—¿Y lo has pensado?

Fruncí mis labios.

Otra opción era el divorcio.
Una opción dolorosa pero a la vez una sanación.
¿Para que seguir en una relación que nos lastimaria a ambos?
Pero aún no estaba al cien por ciento para tomar esa decisión, creo que necesitaba un empujón.

Y lo obtuve dos semanas después.
Había estado 19 horas en el hospital, doble turno pero me ofrecí a estar otro turno ya que una enfermera se había ausentado por salud.
Lo único que quería era ir a casa y dormir todo un invierno en mi cama, pero Fruncí el ceño al ver más de tres carros estacionados. Y uno estaba ocupando mi espacio, así que tuve que estacionar en otro lado que no correspondía.
Justo al entrar a casa me encontré con risas de hombres, Darien estaba ahí siendo el anfitrión con una cerveza en mano, al rededor estaba Neflyte quien parecía ser el único aburrido, pero lo que me sorprendió era ver a Rei Hino sonriendo encantada de la vida.
De solo verla me provocó una acidez en el estómago.
¿Por qué había más de cinco personas aquí?

Supongo que lo sabes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora